martes, 3 de septiembre de 2019

Poema de Juan Romero sobre DAR

Una cosa yo he aprendido
de mi vida al caminar:
No puedo ganarle a Dios
cuando se trata de dar.

Por más que quiero yo darle,
siempre me gana El a mí,
porque me regresa mas
de lo que yo le pedí.

Se puede dar sin amar,
no se puede amar sin dar.
Si yo doy, no es porque tengo,
mas bien tengo porque doy.

Y cuando Dios me pide,
es que el me quiere dar;
y cuando mi Dios me da,
es que quiere pedir
.


Si tu quieres, haz el intento y
comienza a darle hoy.
Y verás que en poco tiempo
tu también podrás decir:
Una cosa yo he aprendido
de mi vida al caminar:
No puedo ganarle a Dios,
cuando se trata de dar.

Juan Romero

viernes, 20 de diciembre de 2013

No faltes al evento en VECINDARIO (SUR DE GRAN CANARIAS)

El sábado 21/diciembre a las 17h y hasta aproximadamente las 20h, tenemos organizado un estupendo  evento en la Asociación de Vecinos de Los Llanos (VECINDARIO - SANTA LUCIA - GRAN CANARIAS (CANARY ISLAND)-ESPAÑA. Está abierto a todos los verdaderos buscadores y no tan buscadores, grandes y pequeños. Estás invitado tú y todos los tuyos. Por supuesto gratuitamente. Nos reuniremos grupos del norte y del sur, esperamos contar con la participación de todos.

Tendremos la ocasión de disfrutar de las palabras de Antonio Martín, una persona verdaderamente bendecida que nos hablará de la Navidad, y de la Luz de Cristo. Si quieres experimentar por tí mismo la unción sin que te la cuenten... si quieres Despertar verdaderamente de una vez por todas... tendrás que aprovechar alguna de las oportunidades que te brinda La Vida.

Te esperamos.... no te arrepentirás... vas a recibir.
Lo que gratis se dá, gratis se recibe, para la Gloria de Dios.

Prem Purusha.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Curso de la Luz Líquida

Nuevo curso a impartir:

Curso de la Luz Líquida 

Nivel 1: El Secreto de la Luz Líquida. Cómo acceder a la Luz Líquida y cómo utilizarla.

Nivel 2: La Luz Líquida, el secreto del elixir de la vida de los alquimistas.

Solicita más información por email.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Medjugorje 2-11-13

Mensaje del 2 de noviembre de 2013

“Queridos hijos, de nuevo os invito maternalmente a amar. Orad, sin cesar, por el don del amor; a amar vuestro Padre Celestial sobre todas las cosas. Cuando le amáis a Él, os amáis vosotros mismos y a vuestro prójimo. Eso no se puede separar. El Padre Celestial está en cada persona, ama a cada uno y llama a cada uno por su propio nombre. Hijos míos, por eso, a través de la oración, escuchad la voluntad del Padre Celestial, hablad con Él, estableced una relación personal con el Padre, que hará aún más profunda la relación con vosotros mismos, la comunidad de mis hijos, mis apóstoles. Como Madre deseo, que por medio de la oración hacia el Padre Celestial, os pongáis por encima de las vanidades terrenales que son estériles, y que ayudéis a los demás, para que poco a poco conozcáis y os acerquéis al Padre Celestial. Hijos míos, orad, orad, orad por el don del amor, porque el amor es Mi Hijo. Orad por vuestros pastores, para que tengan siempre amor por vosotros, como Mi Hijo lo ha tenido y lo ha demostrado dando Su Vida por vuestra salvación. ¡Os doy las gracias!”

sábado, 8 de junio de 2013

Presentacion del Libro EXPERIENCIAS CON UN YOGUI por Premananda.

Este JUEVES 13 de junio 2013 a las 20h en salón anexo al TEATRO VICTOR JARA 
Vecindario (isla de Gran Canaria)

 No te puedes perder la presentación del libro "Experiencias con un Yogui" de nuestro amigo Premananda. Escrito desde el corazón con letras de Fuego. Fuego que solo siente aquel que lo recibe, porque es un revulsivo para el alma y un aliento para el despertar de la Conciencia.


DÍSELO A TUS AMIG@S Y NO FALTES
ALLÍ ESTAREMOS PARA RECIBIR ESTA BENDICION !!!

martes, 23 de abril de 2013

EL SUSURRO DIVINO



LA PASION DEL CRISTO EN LA TIERRA



Si de verdad respiras el anhelo de ser consciente, lee este libro:

Revelacion de Jesús


1
LA PASIÓN
Reflexión que Jesús hace sobre el misterio
de Su sufrimiento y el valor que tiene en la Redención
2
Propiedad registrada © 1997. Todo derecho reservado.

Si Jesús habló a tu corazón mientras leías este libro, por favor comparte estas palabras fotocopiándolo para difundirlo a las personas que quieran abrir su corazón a la Nueva Evangelización. Invoca al Espíritu Santo para
que te guíe y te conceda los dones que necesitas para una buena conversión.
Permiso es otorgado para reproducir este libro en su totalidad, sin haber sufrido cambios o adiciones, y siempre y cuando la reproducción y distribución sean hechas únicamente sin fines de lucro. Este documento está disponible sin costo ninguno, a través del Internet. Se puede entrar en línea e imprimir de los siguientes sitios en el WEB: www.LoveAndMercy.org

Los libros están disponibles tanto en inglés como en castellano.  No tiene fines de lucro.
Por favor, comparte este regalo!
3
ÍNDICE

Parte 1 - Jesús dicta a Catalina: 6
1.1 Jesús se Prepara 7
1.2 La Cena Pascual 7
1.3 Jesús Ora en el Huerto 10
1.4 Jesús Instituye la Eucaristía 10
1.5 Jesús Hace la Voluntad del Padre 15
1.6 Jesús Busca a Sus Discípulos, que Están
Dormidos 20
1.7 Jesús es Entregado por Judas 24
1.8 Jesús es Llevado ante Caifás 27
1.9 Pedro Niega a Jesús 28
1.10 Jesús es Llevado a la Prisión 29
1.11 Jesús es Llevado ante Herodes 31
1.12 Jesús es Llevado de Nuevo ante Pilatos 32
1.13 La Flagelación de Jesús 32
1.14 Jesús es Sentenciado a Muerte 33
1.15 Jesús es Coronado de Espinas 34
1.16 Barrabás es Puesto en Libertad 37
1.17 Jesús Perdona hasta al Más Grande
Pecador 39
1.18 Jesús Va Camino del Calvario 41
1.19 Jesús es Ayudado a Llevar la Cruz 43
1.20 Jesús es Clavado en la Cruz 45
1.21 Jesús Pronuncia Sus Ultimas Palabras 47
1.22 La Resurrección de Jesús 50
Parte 2 - Dios Padre dicta a Catalina 50
4
Parte 3 - La Santísima Madre dicta
a Catalina 52
La Corona de la Divina Misericordia 60

DEDICADO:
A mi esposo, a mis padres, a mis hijos y a mis hermanos: “miren al
pobre Cristo hecho despreciable y síganlo”.
A Carlos, Neiza y Betty, hermosos instrumentos del Señor.
A Lili, que me despertó el amor a la Cruz.
A Silvia, mi hermana en el más dulce dolor.
A Inés y Charo, por su amor a la evangelización.
Al Centro María Reina de la Paz, en el maravilloso y verdadero
camino hacia el Señor, a través de María.
A Marcos, Stanis y Ricardo: guías, luz y escaleras de esta pobre secretaria
del Señor.
Catalina
6
Ama del todo a Aquel que del todo se entregó
por tu amor.”
Clara de Asís
PARTE 1 - JESUS
ijita Mía, déjate abrazar por Mi más ardiente deseo de que todas las
almas vengan a purificarse en el agua de la penitencia... Que se
penetren de los sentimientos de confianza y no de temor, porque Soy Dios
de Misericordia y siempre Estoy dispuesto a recibirlas en Mi corazón.
2) Así, día a día, iremos uniéndonos en nuestro secreto de amor. Una
pequeña chispa y luego una gran llama... ¡Sólo el amor verdadero hoy no
es amado!... ¡Haz amar al amor! Pero antes, ora hijita, reza mucho por las
almas consagradas que han perdido el entusiasmo y la alegría en el
servicio. Ora también por aquellos Sacerdotes que realizan el milagro de
los milagros en el altar y cuya fe es lánguida.
3) Piérdete en Mí como una gota de agua en el océano... Cuando te creé,
besé tu frente signándote con la señal de Mi predilección... Busca almas,
porque son pocas las que Me aman; busca almas e imprime en sus mentes
la visión del dolor en el cual Me consumí. Los hombres, sin saberlo, están
prontos a recibir grandes dones.
4) Yo estoy junto a tí, cuando haces lo que te pido; es como si Me quitaras
la ardiente sed que Me secó hasta los labios en la Cruz.
5) Me haré presente cada vez que invoquen Mi pasión con amor. Te
concederé el vivir unida a Mí en el dolor que experimenté cuando en
Getsemaní conocí los pecados de todos los hombres.
6) Se consciente de ello, porque a pocas criaturas llamo a esta especie de
pasión, pero ninguna de ellas comprende qué predilección He puesto en
ellas al asociarlas a Mí en la hora más dolorosa de Mi vida terrena.
H
7
PARTE 1.1: JESÚS SE PREPARA
ay almas que consideran Mi Pasión, pero son muy pocas las que
piensan en la preparación de Mi vida pública: ¡Mi soledad!
2) Los cuarenta días que pasé en la ladera del monte, fueron los días más
angustiosos de Mi vida, porque los pasé completamente solo, preparando
Mi Espíritu para lo que vendría: sufrí hambre, sed, desaliento, amargura.
Sabía que para ese pueblo, mi sacrificio sería inútil puesto que Me negaría.
En esa soledad percibí que ni Mi nueva doctrina, ni Mis sacrificios y
milagros podrían salvar al pueblo judío que se convertiría en deicida.
3) Sin embargo, debía cumplir mi deber, la misión divina. Debía dejar Mi
semilla primero y morir después. ¡Qué triste es esto mirándolo desde el
plano humano!
4) Yo también fui hombre y sentí penas y angustias. ¡Me encontré muy
solo! Mortifiqué Mi cuerpo con el ayuno y Mi Espíritu con la oración.
Pedí por toda esa humanidad que Me desconocería, que Me sacrificaría
tantas veces...
5) Fui tentado como cualquier otro mortal y Satanás jamás sintió más
curiosidad por saber quién era el hombre que permanecía en tanta soledad
y desamparo.
6) Piensen en todo cuanto tuve que padecer por salvar al hombre, para
poder reinar en su corazón, para hacerle posible la entrada en el reino de
Mi Padre.
PARTE 1.2: LA CENA PASCUAL
hora, vamos al relato de Mi Pasión... Relato que dará gloria al Padre
y Santidad a otras almas elegidas...
2) La noche antes a ser entregado, fue plena de gozo por la Cena Pascual,
inauguración del eterno Banquete, en el que el ser humano debía sentarse
para alimentarse de Mí.
3) Si Yo preguntase a los cristianos, ¿qué piensan de esta Cena?,
seguramente muchos dirían que es el lugar de sus delicias, pero pocos
H
A
8
dirían que es la delicia Mía... Hay almas que no comulgan por el gusto que
experimentan sino por el gusto que Yo siento. Son pocas, pues las demás
sólo vienen a Mí para pedir dones y favores.
4) Yo abrazo a todas las almas que vienen a Mí porque vine a la tierra a
hacer crecer el amor en el que las abrazo. Y como el amor no crece sin
penas, así Yo, poco a poco, voy retirando la dulzura para dejar a las almas
en su aridez; y esto para que vayan ayunando de su propio gusto, para
hacerles comprender que deben tener la luz puesta en otro deseo: el Mío.
5) ¿Por qué hablan de aridez como si fuese señal de disminución de Mi
amor? Han olvidado que si Yo no doy alegría, deben probar ustedes sus
arideces y otras penas.
6) Vengan a Mí, almas, pero no piensen sino en que Soy Yo quien todo lo
dispone y quien los incita a buscarme. ¡Si supieran cuánto aprecio el amor
desinteresado y cómo será reconocido en el cielo! ¡Cuánto gozará de él, el
alma que lo posee!
7) Aprendan de Mí, queridas almas, a amar únicamente para hacer gozar a
quien los ama... Tendrán dulzuras y mucho más de lo que dejan; gozarán
tanto de cuanto Yo los He hecho capaces. Yo Soy quien les preparó el
Banquete. Yo Soy el alimento. ¿Cómo entonces puedo hacerlos sentar a
Mi mesa y dejarlos en ayunas? Yo les prometí que quien se alimenta de Mí
no tendrá más hambre... Yo Me sirvo de las cosas para descubrirles Mi
amor. Sigan los llamados que les hacen Mis Sacerdotes, los cuales toman
ocasión de esta fiesta pascual para conducirlos a Mí, pero no se detengan
en lo humano, de lo contrario harán cesar el otro objetivo de esta fiesta.
8) Nadie puede decir que Mi Cena se haya hecho su alimento cuando
experimentan sólo dulzura... El amor crece, para Mí, a medida que cada
uno se deja a sí mismo.
9) Muchos Sacerdotes lo son porque Yo quise hacerlos Mis Ministros, no
porque Me sigan de verdad... ¡Oren por ellos! Deben ofrecer a Mi Padre la
pena que Yo sentí cuando en el Templo eché por tierra los bancos de los
mercaderes y reproché a los Ministros de entonces por haber hecho de la
casa de Dios una reunión de logreros.
9
10) Cuando ellos Me preguntaron con qué autoridad Yo hacía eso, sentí una
pena aún mayor al comprobar que la peor negación de Mi Misión venía
justamente de Mis Ministros.
11) Por ello, oren por los Sacerdotes que tratan Mi cuerpo con sentido de
costumbre y por ello mismo con muy poco amor...
12) Pronto sabrán que esto debía decirles, porque los amo y porque
prometo, a quien ore por Mis Sacerdotes, la remisión de toda pena
temporal debida. No habrá purgatorio para quien se aflige a causa de los
Sacerdotes tibios, sino Paraíso inmediato después del último aliento.
13) Y ahora, vuelvan a hacerse abrazar por Mí, para recibir la vida que les
participé con infinita alegría a todos ustedes.
14) Aquella noche, con infinito amor, lavé los pies a Mis Apóstoles porque
era el momento cúlmine de presentar a Mi Iglesia al mundo.
15) Quería que Mis almas supieran que, aún cuando estén cargadas de los
pecados más grandes, no están excluidas de las gracias. Que están junto a
Mis almas más fieles; están en Mi corazón recibiendo las gracias que
necesitan.
16) Qué congoja sentí en aquel momento, sabiendo que en Mi Apóstol
Judas estaban representadas tantas almas que, reunidas a Mis pies y
lavadas muchas veces con Mi Sangre, ¡habían de perderse! En aquel
momento quise enseñar a los pecadores que no porque estén en pecado
deben alejarse de Mí, pensando que ya no tienen remedio y que nunca
serán amados como antes de pecar. ¡Pobres almas! No son estos los
sentimientos de un Dios que ha derramado toda Su sangre por ustedes.
Vengan todos a Mí y no teman, porque los amo; los lavaré con Mi sangre y
quedarán tan blancos como la nieve; anegaré sus pecados en el agua de Mi
Misericordia y nada será capaz de arrancar de Mi corazón el amor que les
tengo.
17) Amada Mía, Yo no te He elegido en vano; responde con generosidad a
Mi elección; se fiel y firme en la fe. Sé mansa y humilde para que los
demás sepan cuan grande es Mi humildad.
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PARTE 1.3: JESÚS ORA EN EL HUERTO
adie cree en verdad que sudé sangre aquella noche en Getsemaní y
pocos creen que sufrí mucho más en esas horas que en la crucifixión.
Fue más dolorosa, porque Me fue manifestado claramente que los pecados
de todos eran hechos Míos y Yo debía responder por cada uno. Así Yo,
inocente, respondí al Padre como si fuese verdaderamente culpable de
deshonestidad. Yo, puro, respondí al Padre como si estuviese manchado de
todas las impurezas que han hecho ustedes, mis hermanos, deshonrando a
Dios, que los creó para que sean instrumentos de la grandeza de la
creación y no para desviar la naturaleza concedida a ustedes, con el fin de
llevarla gradualmente a sostener la visión de la pureza en Mí, su Creador.
2) Por lo tanto, fui hecho ladrón, asesino, adúltero, mentiroso, sacrílego,
blasfemo, calumniador y rebelde al Padre, a quien He amado siempre.
3) En esto, precisamente, consistió Mi sudor de sangre: en el contraste
entre Mi amor por el Padre y Su Voluntad. Pero obedecí hasta el fin y, por
amor a todos, Me cubrí de la mancha con tal de hacer el Querer de Mi
Padre y salvarlos de la perdición eterna.
4) Considera cuántas agonías más que mortales tuve aquella noche y,
créeme, nadie podía aliviarme en tales congojas, porque más bien veía
cómo cada uno de ustedes se dedicó a hacerme cruel la muerte que se Me
daba en cada instante por las ofensas cuyo rescate He pagado por entero.
Quiero que se conozca una vez más cómo amé a todos los hombres en
aquella hora de abandono y de tristeza sin nombre...
PARTE 1.4: JESÚS INSTITUYE LA EUCARISTÍA
l deseo de que las almas estén limpias cuando Me reciben en el
Sacramento del amor, Me llevó a lavar los pies a Mis Apóstoles. Lo
hice también para representar el Sacramento de la penitencia, en el que las
almas que han tenido la desgracia de caer en el pecado, puedan lavarse y
recobrar su perdida blancura.
N
E
11
2) Al lavarles los pies, quise enseñar a las almas que tienen trabajos
apostólicos, a humillarse y a tratar con dulzura a los pecadores y a todas
las almas que les están confiadas.
3) Me envolví con un lienzo para enseñarles que, para obtener éxito con las
almas, hay que ceñirse con la mortificación y la propia abnegación. Quise
que aprendan la mutua caridad y cómo se deben lavar las faltas que se
observan en el prójimo, disimulándolas y excusándolas siempre sin
divulgar jamás los defectos ajenos. El agua que eché sobre los pies de Mis
Apóstoles, era reflejo del celo que consumía Mi corazón en deseos de la
salvación de los hombres.
4) En aquel momento era infinito el amor que sentía por los hombres y no
quise dejarlos huérfanos... Para vivir con ustedes hasta la consumación de
los siglos y demostrarles Mi amor, quise ser su aliento, su vida, su sostén,
¡su todo! Entonces vi a todas las almas que, en el transcurso de los siglos,
habían de alimentarse de Mi Cuerpo y de Mi Sangre y todos los efectos
divinos que este alimento produciría en muchísimas almas...
5) En muchas almas, esa Sangre Inmaculada engendraría la pureza y la
virginidad. En otras, encendería la llama del amor y el celo. ¡Muchos
mártires de amor se agrupaban en aquella hora ante Mis ojos y en Mi
Corazón! ¡Cuántas otras almas, después de haber cometido muchos y
graves pecados, debilitadas por la fuerza de las pasiones, vendrían a Mí
para renovar su vigor con el Pan de los fuertes!
6) Cómo quisiera hacer conocer los sentimientos de Mi Corazón a todas las
almas. Cuánto deseo que sepan el amor que sentía por ellas cuando, en el
Cenáculo, instituí la Eucaristía. Nadie podría penetrar los sentimientos de
Mi Corazón en aquellos momentos. Sentimientos de amor, de gozo, de
ternura... Más, inmensa fue también la amargura que invadió Mi Corazón.
7) ¿Eres acaso un buen terreno para la construcción de un magnífico
edificio? Sí y no... Sí, por los dones que te He hecho desde tu nacimiento.
No, por el uso que has hecho de ellos. ¿Piensas que tu terreno es el
adecuado en proporción a la estructura del edificio que Yo levanto? ¡Oh,
es mezquino! Entonces Mis cálculos, a pesar de todos los elementos
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contrarios que existen en tí, no fallarán, porque es Mi arte escoger lo que
es pobre al intento que Me propongo. Yo jamás Me equivoco porque uso
arte y amor. Construyo activamente sin que tú te percates. Tu mismo deseo
de saber lo que estoy haciendo Me sirve para probarte que nada puedes y
nada sabes sin que Yo lo quiera...
8) Es tiempo de trabajar, no Me pidas nada porque hay alguien que piensa
en tí.
9) Quiero decir a Mis almas la amargura, el tremendo dolor que llenaba Mi
Corazón esa noche. Si bien era grande Mi alegría de hacerme compañero
de los hombres hasta el fin de los siglos y Alimento divino de las almas, y
veía cuántas Me rendirían homenaje de adoración, de amor, de reparación,
no fué poca la tristeza que Me ocasionó el contemplar a todas aquellas
almas que habrían de abandonarme en el Sagrario y cuántas dudarían de
Mi presencia en la Eucaristía.
10) ¡En cuántos corazones manchados, sucios y completamente desgarrados
por el pecado tendría que entrar y cómo Mi carne y Mi Sangre,
profanadas, se convertirían en motivo de condenación para muchas almas!
Tú no puedes comprender la forma en la cual contemplé todos los
sacrilegios, ultrajes y tremendas abominaciones que se cometerían contra
Mí... Las muchísimas horas que iría a pasar sólo en los Sagrarios. ¡Cuántas
noches largas! ¡Cuántos hombres rechazarían los amorosos llamados que
les dirigiría!
11) Por amor a las almas, permanezco prisionero en la Eucaristía, para que
en sus dolores y pesares vayan a consolarse con el más tierno de los
corazones, con el mejor de los padres, con el más fiel amigo. Pero ese
amor, que se consume por el bien de los hombres, no va a ser
correspondido.
12) Moro en medio de los pecadores para ser su salvación y su vida, su
médico y su medicina; y ellos, en cambio, pese a su naturaleza enferma se
alejan de Mi, Me ultrajan y Me desprecian.
13) ¡Hijos Míos, pobres pecadores! No se alejen de Mí, los espero noche y
día en el Sagrario. No voy a reprochar sus crímenes. No voy a echarles en
13
cara sus pecados. Lo que haré será lavarlos con la Sangre de Mis llagas.
No teman, vengan a Mí. ¡No saben cuánto los amo!
14) Y ustedes, almas queridas, ¿por qué están frías e indiferentes a Mi
amor? Sé que tienen que atender las necesidades de su familia, de su casa
y del mundo que los solicita sin cesar. Pero, ¿no tendrán un momento para
venir a darme prueba de su amor y de su gratitud? No se dejen llevar de
tantas preocupaciones inútiles y reserven un momento para venir a visitar
al Prisionero del amor. Si su cuerpo está enfermo, ¿no pueden encontrar
unos minutos para buscar al Médico que debe curarlos? Vengan a quien
puede devolverles las fuerzas y la salud del alma... Den una limosna de
amor a este Mendigo divino que los llama, los desea y los espera.
15) Estas palabras producirán en las almas el efecto de una gran realidad.
Penetrarán en las familias, en las escuelas, en las casas religiosas, en los
hospitales, en las prisiones, y muchas almas se rendirán a Mi amor. Los
más grandes dolores Me vienen de las almas sacerdotales y religiosas.
16) En el instante de instituir la Eucaristía, vi a todas las almas
privilegiadas que se alimentarían con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, y los
efectos producidos en ellas.
17) Para algunas, Mi Cuerpo sería remedio a su debilidad; para otras, fuego
que llegaría a consumir sus miserias, inflamándolas con amor. ¡Ah!... Esas
almas reunidas ante Mi, serán un inmenso jardín en el cual cada planta
produce diferente flor, pero todas me recrean con su perfume... Mi Cuerpo
será el sol que las reanime. Me acercaré a unas para consolarme, a otras
para ocultarme, en otras descansaré. ¡Si supieran, almas amadísimas, cuán
fácil el consolar, ocultar y descansar a todo un Dios!
18) Este Dios que los ama con amor infinito, después de librarlos de la
esclavitud del pecado, ha sembrado en ustedes la gracia incomparable de
la vocación religiosa, los ha traído de un modo misterioso al jardín de sus
delicias. Este Dios, Redentor suyo, se ha hecho su Esposo. El mismo los
alimenta con Su Cuerpo purísimo y con Su Sangre apaga su sed. En Mí
encontrarán el descanso y la felicidad.
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19) ¡Ay, hijita! ¿Porqué tantas almas, después de haberlas colmado de
bienes y de caricias, han de ser motivo de tristeza para Mi Corazón? ¿No
Soy siempre el mismo? ¿Acaso He cambiado para ustedes?... ¡No! Yo no
cambiaré jamás y, hasta el fin de los siglos, los amaré con predilección y
con ternura.
20) Sé que están llenos de miserias, pero esto no me hará apartar de ustedes
Mis miradas más tiernas y con ansia los estoy esperando, no sólo para
aliviar sus miserias, sino también para colmarlos de Mis beneficios.
21) Si les pido amor, no Me lo nieguen; es muy fácil amar al que es el
Amor mismo. Si les pido algo caro a su naturaleza, les doy juntamente la
gracia y la fuerza necesaria para que sean Mi consuelo. Déjenme entrar en
sus almas y, si no encuentran en ellas nada que sea digno de Mi, díganme
con humildad y confianza: “Señor, ya ves los frutos que produce este
árbol, ven y dime qué debo hacer para que, a partir de hoy, broten los
frutos que Tu deseas”.
22) Si el alma Me dice ésto con verdadero deseo de probarme su amor, le
responderé: Alma querida, deja que Yo mismo cultive tu amor...
23) ¿Sabes los frutos que obtendrás? La victoria sobre tu carácter reparará
ofensas, expiará faltas. Si no te turbas al recibir una corrección y la
acepatas con gozo, obtendrás que las almas cegadas por el orgullo se
humillen y pidan perdón.
24) Esto es lo que haré en tu alma si Me dejas trabajar libremente. No
florecerá en seguida el jardín, sino que darás gran consuelo a Mi
Corazón...
25) Todo ésto se Me pasó delante cuando instituí la Eucaristía y me encendí
en ansias de alimentar a las almas. No iba a quedarme en la tierra para
vivir con los seres perfectos sino para sostener a los débiles y alimentar a
los niños... Yo los haría crecer y robustecería sus almas, descansaría en sus
miserias y sus buenos deseos Me consolarían.
26) Pero, entre Mis elegidos hay algunas almas que Me ocasionan pena.
¿Perseverarán todas?... Este el grito de dolor que se escapa de Mi
Corazón; éste es el gemido que quiero que oigan las almas.
15
27) El Amor eterno está buscando almas que digan nuevas cosas a cerca de
las antiguas verdades ya conocidas. El Amor infinito quiere crear, en el
seno de la humanidad, un tribunal, no de Justicia sino de pura
Misericordia. Por eso se multiplican los mensajes en el mundo. Quien los
comprende admira sus obras, se aprovecha de ellos y hace que los demás
también se aprovechen. El que no entiende, sigue siendo esclavo del
espíritu que muere y condena.
28) A estos últimos dirijo Mi Palabra de condena, porque entorpecen la
Obra Divina y se convierten en cómplices del maligno.
29) ¿Que astucia produce presión en sus mentes de niños cuando condenan,
encubren, reprimen lo que procede, no de míseras criaturas, sino del
Creador? A los que he llamado pequeños revelo Mi sabiduría que, en
cambio, oculto a los soberbios...
30) Alma, deja que Me derrame en ti; has de válvula de Mi Corazón,
porque no falta alguien que comprime Mi Amor...
PARTE 1.5: JESÚS HACE LA VOLUNTAD
DEL PADRE
e Mi Pasión quiero que consideres, sobre todo, la amargura que me
causó el conocer los pecados que, oscureciendo la mente del hombre,
lo llevan a las aberraciones. Estos pecados se admiten, la mayoría de las
veces, como fruto de una natural conveniencia a la cual se dice, no puede
oponerse la propia voluntad. Hoy, muchos viven con graves pecados
culpando a otros o al destino, sin posibilidad de salir de ellos. Esto ví en
Getsemaní y conocí el gran mal que absorbería Mi Alma. ¡Cuantos se
pierden así y cómo sufrí por ellos!
2) Así enseñé a Mis Apóstoles, con Mi ejemplo, a soportarse mutuamente,
lavándoles los pies y haciéndome su Alimento. Se acercaba la hora para la
que el Hijo de Dios se había hecho hombre y Redentor del género
humano; iba a derramar Su Sangre y a dar Su Vida por el mundo.
3) En esa hora quise ponerme en oración y entregarme a la Voluntad de Mi
Padre... Fue entonces que Mi Voluntad como hombre venció la natural
D
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resistencia al gran sufrimiento preparado para Mi por Nuestro Padre, tal
ves más adolorido que Yo mismo. Entonces entregué, entre aquellas almas
perdidas, Mi propia Alma para reparar lo que ya venía viciado. Mi
Omnipotencia lo puede todo, pero quiere un mínimo sobre lo cual añadir
de lo otro; y este mínimo Yo mismo lo ofrezco y con infinito amor.
4) Mi Pasión... ¡Qué abismo de amargura encerró en sí!
5) ¡Qué equivocadamente lejos está aquel que cree conocerla, tan sólo por
que piensa en los terribles sufrimientos de Mi Cuerpo!...
6) Hija Mía, te He reservado otros cuadros de las tragedias íntimas que viví
y deseo compartir contigo, porque eres de aquellos que el Padre Me
concedió en el Huerto.
7) ¡Almas queridas! Aprendan de su Modelo que la única cosa necesaria,
aunque la naturaleza se rebele, es someterse con humildad y entregarse
para cumplir la Voluntad de Dios.
8) También quise enseñar a las almas que toda acción importante debe ir
prevenida y vivificada por la oración, porque en ella se fortifica el alma
para lo más difícil y Dios se comunica a ella y le aconseja e inspira, aún
cuando el alma no lo sienta.
9) Me retiré al Huerto con tres de Mis Discípulos, para enseñarles que las
tres potencias del alma deben acompañarlos y ayudarlos en la oración.
10) Recuerden, con la memoria, los beneficios divinos, las perfecciones de
Dios: Su Bondad, Su Poder, Su Misericordia, el Amor que les tiene.
Busquen después, con el entendimiento, cómo podrán corresponder a las
maravillas que Ha hecho por ustedes... Dejen que se mueva su voluntad a
hacer por Dios, lo más y lo mejor, a consagrarse a la salvación de las
almas, ya sea por medio de sus trabajos apostólicos, ya por su vida
humilde y oculta, en su retiro y silencio por medio de la oración.
11) Póstrense humildemente como criaturas en presencia de su Creador y
adoren Sus designios sobre ustedes, sean cuales fueren, sometiendo su
voluntad a la Divina.
17
12) Así Me ofrecí Yo para realizar la obra de la Redención del mundo. ¡Ah!
Qué momento aquel en el cual sentí venir sobre Mi todos los tormentos
que había de sufrir en Mi Pasión: las calumnias, los insultos, los azotes,
los puntapiés, la corona de espinas, la sed, la Cruz...
13) Todo aquello pasó ante Mis Ojos al mismo tiempo que un dolor intenso
lastimaba Mi Corazón; las ofensas, los pecados y las abominaciones que
se cometerían en el transcurso de los siglos; y no solamente los vi, sino
que Me sentí revestido de todos esos horrores y así me presenté a Mi
Padre Celestial para implorar Misericordia.
14) Hijita Mía, Me ofrecí como un lirio para calmar Su cólera y aplacar Su
ira. Sin embargo, con tantos crímenes y tantos pecados, Mi naturaleza
humana experimentó una agonía mortal, al punto de sudar sangre.
15) ¿Será posible que esta angustia y esta Sangre sean inútiles para tantas
almas?... Mi Pasión fue orígen de Mi amor. Si Yo no hubiese querido,
¿quién habría podido tocarme? Yo lo quise y, para hacer ésto, Me serví de
los más crueles entre los hombres.
16) Antes de sufrir, conocía en Mí mismo todo sufrimiento y podía
evaluarlo enteramente. En cambio, cuando quise padecer, además de pleno
conocimiento y valoración, tuve la sensación humana de todos los
sufrimientos; Yo los tomé todos.
17) Hablando de Mi Pasión, no puedo pormenorizar tanto. Otras veces lo
He hecho y ustedes no pueden comprenderlo, debido a que su naturaleza
humana no alcanzaría a comprender la desmesurada extensión de los
dolores que He sufrido.
18) Sí, Yo los ilumino, pero Me quedo en un límite, más allá del cual no
pueden avanzar. Sólo a Mi Madre le hice conocer todas Mis cosas; por eso
las sufrió más que todos.
19) Pero hoy el mundo deberá conocer más de lo que hasta ahora le He
concedido, porque Mi Padre así lo quiere. Por ello, en Mi Iglesia florece
un rayo de amor a todo el conjunto de las vicisitudes que, desde el huerto
Me llevaron al Calvario. Más que a otro, manifiesto a los amados que tuve
en el Huerto, Mi Pasión. Ellos pueden mencionar algo que se adapte a la
18
mente de los actuales caminantes. Y si pueden, deben hacerlo. Por eso,
escribe todo cuanto te digo, pequeña, para tí y para muchos otros, en alivio
de las almas y para gloria de la Trinidad, que quiere que se sepan los
sufrimientos Míos en Getsemaní.
20) Mi alma está triste hasta la muerte. Mientras la tristeza del mal físico
podría llegar a ser causa de muerte, la del espíritu que quise experimentar,
consistió en la ausencia completa del influjo de la Divinidad y en la
presencia desgarradora de las causas de Mi Pasión.
21) En Mi Espíritu, que agonizaba, estaban realmente presentes todos los
motivos que Me impulsaron a traerles el amor a la tierra. Primero, las
ofensas hechas contra Mi Divinidad sufriente de hombre, con el
conocimiento propio de Dios. No puedes encontrar semejanza a este
género de sufrimiento, porque el hombre que peca comprende, con Mi luz,
la parte que le corresponde y muchas veces, imperfectamente, no ve cómo
es el pecado delante de Mí. Por eso es claro que sólamente Dios puede
conocer lo que es una ofensa hecha a El.
22) Sin embargo, la Humanidad debía poder ofrecer a la Divinidad un pleno
conocimiento y el verdadero dolor y arrepentimiento; y puedo hacerlo
todas las veces que quiera, ofreciendo precisamente Mi conocimiento que
Ha obrado en Mí, Hombre, con la humanización de la ofensa de Dios.
23) Este fué Mi deseo: que el pecador arrepentido, por Mi medio, tuviese
cómo presentar a su Dios el conocimiento de la ofensa cometida y que Yo,
en Mi Divinidad, pudiese acoger del hombre también la comprensión
plena de la que ha hecho contra Mí.
24) Basta por hoy. No sabes cuánto Me consuelas cuando te entregas a Mí
con entero abandono... No todos los días puedo hablar a las almas...
¡Déjame que para ellas te diga Mis secretos!... ¡Déjame que aproveche tus
días y tus noches!
25) Estaba triste hasta la muerte, porque veía en todo lado el cúmulo
enorme de las ofensas cometidas y, si por uno experimentaba una muerte
sin parangón, ¿qué habré experimentado por el conjunto de todas las
culpas? “Triste está Mi alma hasta la muerte”... de una tristeza que Me
19
produjo el abandono de toda fuerza; de una tristeza que tenía por centro la
divinidad hacia la cual —en Mí— convergía la marea de las culpas y el
hedor de las almas corroídas de todo tipo de vicios. Por eso, al mismo
tiempo era blanco y flecha. Como Dios, blanco; como hombre, flecha; en
cuanto había absorbido todo el pecado al punto de aparecer, delante de Mi
Padre, como el único ofensor. Mayor tristeza que esta no podía haber y la
quise recoger toda, por el amor del Padre, por la Misericordia a todos
ustedes.
26) En vano gira la mirada del hombre sobre el significado de estas
palabras, que comprenden todo Mi ser de Dios y de Hombre, si no se fija
en este punto. Mírenme, así, en esta gigantesca prisión de espíritu. ¿No
merezco amor, si tanto luché y sufrí? ¿No merezco que la criatura se valga
de Mí como de cosa propia, sabiendo que Me doy a ella enteramente, sin
ninguna reserva? Tomen todos de Mí fuente inagotable de bien, ¡tomen!
Yo les ofrezco Mi tristeza en el Huerto; dénme la tristeza suya, todas sus
tristezas; quiero hacer de ellas un manojo de violetas, cuyo perfume sea
constante orientación hacia Mi Divinidad.
27) “Padre, si es posible aleja de Mí este Cáliz. Pero no se haga Mi
voluntad sino la Tuya.” Dije así en el colmo de la amargura, cuando el
peso que gravitaba sobre Mí se había hecho tan sangriento que Mi alma se
encontraba en la más inverosímil oscuridad. Se lo dije al Padre porque, al
asumir toda culpa, Me presentaba delante Suyo como el único pecador,
contra el cual se descargaba toda Su Divina Justicia. Y, sintiéndome
privado de Mi Divinidad, sólo la humanidad aparecía delante de Mí.
28) Quítame, oh Padre esta amarguísimo Cáliz que Me presentas y que, al
venir a este mundo, sin embargo, lo acepté por Tu amor. He llegado a un
punto en que no Me reconozco ni a Mí mismo. Tú, oh Padre, Has hecho
del pecado como una heredad Mía y esto hace insoportable Mi presencia
delante de Ti, que Me amas. La ingratitud de los seres humanos Me es ya
conocida pero, ¿cómo soportaré verme solo? ¡Dios Mío, ten piedad de la
gran soledad en que Me encuentro! ¿Por qué hasta Tú quieres dejarme tan
abandonado? ¿Qué ayuda encontraré entonces en tanta desolación? ¿Por
qué también Tú Me golpeas así? Y sí Me privas de Ti, Yo siento que bajo a
20
un abismo tal que no alcanzo a reconocer Tu mano en una situación tan
trágica. La sangre que sale de todo Mi Cuerpo Te da testimonio de Mi
aniquilamiento bajo Tu poderosa mano...
29) Así lloré; así Me fuí abajo. Pero luego proseguí: Es justo, Padre Santo,
que Tú hagas de Mí todo lo que quieres. Mi vida no es Mía, Te pertenece
toda. Quiero que no se haga Mi voluntad sino la Tuya. He aceptado una
muerte de Cruz; acepto también la muerte aparente de Mi Divinidad.
30) Es justo. Todo esto debo darte y, antes de todo, debo ofrecerte el
holocausto de la Divinidad que, sin embargo, Me une a Ti. Sí, Padre,
confirmo, con la Sangre que ves, Mi donación; confirmo, con la Sangre,
Mi aceptación: hágase Tu voluntad, no la Mía...
PARTE 1.6: JESÚS BUSCA A SUS DISCÍPULOS,
QUE ESTÁN DORMIDOS
ese a todo, el enorme peso y el cansancio atroz, unidos al sudor de
Sangre, Me habían golpeado de tal modo que, al ir a buscar a Mis
Apóstoles, Me sentí tremendamente fatigado.
2) ¡Pedro, Juan, Santiago! ¿Dónde están, que no los veo alertas?
¡Despierten, observen Mi rostro, vean cómo tiembla Mi cuerpo en esta
turbación que experimento!
3) ¿Por qué duermen? ¡Despierten y oren Conmigo, porque Yo He sudado
Sangre por ustedes!
4) Pedro, discípulo elegido, ¿no te importa Mi Pasión?... Santiago, a tí te
He dado tanta preferencia: ¡Mírame y acuérdate de Mí! Y tú, Juan, ¿por
qué te dejas sumir en el sueño con los otros? Tú puedes aguantar más que
ellos... ¡No duermas, vela y ora Conmigo!
5) He aquí lo que obtuve: buscando un consuelo, hallé un amargo
desconsuelo. Ni siquiera ellos están Conmigo. ¿Dónde más iré?... Es
verdad, Mi Padre Me da sólo lo que Yo supe pedirle, a fin de que el Juicio
de toda la humanidad cayese sobre Mí. Padre Mío, ¡ayúdame! Tú lo
puedes todo, ¡ayúdame!
P
21
6) Volví a orar como un hombre al que se le han hundido todas las
esperanzas y que busca de lo alto comprensión y consuelo. Pero, ¿qué
podía hacer Mi Padre si Yo había elegido libremente pagar por todo? Mi
elección no había cambiado. Sin embargo, la resistencia natural había
llegado a un grado tan excesivo, que Mi humanidad estaba abrumada. De
nuevo, Me desplomé con el rostro en tierra por la vergüenza de todos sus
pecados; de nuevo pedí a Mí Padre que alejase de Mí aquel Cáliz. Pero El
Me respondió que si Yo no lo bebía, sería como si no hubiese venido al
mundo y que Me consolase porque muchas criaturas participarían de Mis
agonías en el huerto.
7) Respondí: Padre, no se haga Mi voluntad sino la Tuya. Este Angel Me
ha asegurado de Tu amor y la breve alegría que Me Has enviado, ha hecho
buena obra hasta en Mi resistencia natural. Dame Mis criaturas, las que He
redimido. Tómalas Tú mismo porque por Tí Yo lo acepto. Quiero verte
contento, Te ofrezco todos Mis sufrimientos y Mi inmutable voluntad que,
de veras, no está en desacuerdo con la Tuya, porque siempre Hemos sido
una sola cosa... Padre, Estoy destrozado, pero así Nuestro amor será
conocido. ¡Hágase Tu Voluntad, no la Mía!
8) Volví a despertar a los Discípulos, pero los rayos de la Divina Justicia
habían dejado en Mí surcos indelebles... Se llenaron de espanto al verme
desquiciado y quien más sufrió fue Juan. Yo, mudo... ellos, aturdidos...
Sólo Pedro tuvo el valor de hablar. ¡Pobre Pedro, si hubiera sabido que
una parte de Mi agitación había sido desencadenada por él!...
9) Había llevado a Mis tres amigos para que Me ayudasen, compartiendo
Mi angustia; para que hiciesen oración Conmigo; para descansar en ellos,
en su amor... ¿Cómo describir lo experimentado cuando los ví dormidos?
10) Aún hoy, cuánto sufre Mi Corazón; y queriendo hallar alivio en Mis
almas, Voy a ellas y las encuentro dormidas. Más de una vez, cuando quise
despertarlas y sacarlas de sí mismas, de sus preocupaciones, Me contestan
—si no con palabras, con obras: “ahora no puedo, estoy demasiado
cansada, tengo mucho que hacer, ésto me perjudica la salud, necesito un
poco de tiempo, quiero algo de paz.”
22
11) Insisto y digo suavemente a esa alma: No temas; si dejas por Mí ese
descanso, Yo te recompensaré. Ven a orar Conmigo, ¡tan sólo una hora!
¡Mira, que en este momento es cuando te necesito! ¿Si te detienes, ¿ya se
te hará tarde? ¡Cuántas veces oigo la misma respuesta!
12) Pobre alma, no has podido velar una hora Conmigo. Dentro de poco
vendré y no Me oirás, porque estás dormida... Querré darte la Gracia pero,
como duermes, no podrás recibirla y, ¿quién te asegura que tendrás
después fuerza para despertar?... Es fácil que, privada de alimento, se
debilite tu alma y no puedas salir de ese letargo.
13) A muchas almas las ha sorprendido la muerte en medio de un profundo
sueño y, ¿dónde y cómo han despertdo?
14) Almas queridas, deseo enseñarles también cuan inútil y vano es querer
buscar alivio en las criaturas. ¡Cuántas veces están dormidas y, en vez de
encontrar el alivio que voy a buscar en ellas, salgo con amargura porque
no corresponden a Nuestros deseos ni a Nuestro amor.
15) Cuando oré a Mi Padre y pedí ayuda, Mi alma triste y desamparada
padecía angustias de muerte. Me sentí agobiado con el peso de las más
negras ingratitudes.
16) La Sangre que brotaba de todos los poros de Mi Cuerpo y que dentro de
poco saltaría de todas Mis heridas, sería inútil para el gran número de
almas que se perderían. ¡Muchísimas Me ofenderían y muchas no Me
conocerían! Después derramaría Mi Sangre por todos y Mis méritos serían
aplicados a cada uno de ellos ¡Sangre Divina! ¡Méritos infinitos!... Y sin
embargo, inútiles para tantas y tantas almas...
17) Pero entonces ya iba al encuentro de otras cosas y Mi voluntad estaba
inclinada al cumplimiento de Mi Pasión.
18) Hombres: si Yo sufrí, no ha sido ciertamente sin fruto y tampoco sin
motivo. El fruto que He obtenido ha sido la Gloria y el Amor. Toca ahora a
ustedes, con Mi ayuda, demostrarme que aprecian Mi obra.
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19) ¡No Me canso jamás! ¡Vengan a Mí! Vengan a Quien vibra de amor por
ustedes y que sólo sabe darles el verdadero amor, que reina en el cielo y
que los transforma ya en la tierra.
20) Almas que prueban Mi sed: beban en Mi Cáliz amargo y glorioso,
porque les digo que algunas gotas de este Cáliz quiere el Padre reservar
justamente para ustedes. Piensen que estas pocas gotas Me fueron
sustraídas y luego, si creen, díganme que no las quieren. Yo no He puesto
límites y tampoco ustedes. Yo fui abatido sin piedad; ustedes deben, por
amor, dejar que Yo abata su amor propio.
21) Yo Soy Quien obra en ustedes, así como Mi Padre obró en Mí, en
Getsemaní.
22) Yo Soy El que hago sufrir para que un día tengan que alegrarse. Sean
por un tiempo dóciles; sean dóciles a imitación Mía, porque ésto los ayuda
mucho y Me complace mucho. No pierdan nada, antes bien, adquieran el
amor. ¿Cómo podría en efecto permitir que Mis amados sufran pérdidas
reales, mientras pretenden demostrarme amor?
23) Yo los aguardo. Estoy siempre a la espera; no Me cansaré. Vengan a Mí;
vengan así como son. Eso no tiene importancia, con tal que vengan.
Entonces verán que enjoyaré su frente con aquellas gotas de Sangre que
derramé en Getsemaní, porque esas gotas son suyas, si las quieren. Ven,
Alma, ven a Jesús que te llama.
24) Yo dije: Padre Mío; no dije: Dios Mío; y es que Quiero enseñarles que,
cuando su corazón sufre más, deben decir: Padre mío, y pedirle alivio.
Expónganle sus sufrimientos, sus temores y, con gemidos, recuérdenle que
son Sus hijos. ¡Díganle que su alma no puede más! Pidan con confianza de
hijos y esperen, que su Padre los aliviará y les dará la fuerza necesaria
para pasar esta tribulación suya y de las almas que les están confiadas.
25) Este es el Cáliz que acepté y apuré hasta la última gota. Todo por
enseñarles, hijos queridos, a no volver a creer que los sufrimientos son
inútiles. Si no ven el resultado que siempre lograrán, sometan su juicio y
dejen que la Voluntad Divina se cumpla en ustedes.
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26) Yo no retrocedí. Al contrario, sabiendo que era en el Huerto donde
habrían de prenderme, permanecí allí, no quise huír de Mis enemigos...
27) Hija Mía, deja que Mi Sangre riegue y fortalezca esta noche la raíz de
tu pequeñez.
PARTE 1.7: JESÚS ES ENTREGADO POR JUDAS
espués de haber sido confortado por el enviado de Mi Padre, ví que
Judas se acercaba a Mí, seguido de todos quienes habrían de
apresarme. Llevaban cuerdas, piedras, palos... Me adelanté y les dije: ¿A
quién buscan? Mientras que Judas, con la mano sobre Mi hombro, Me
besó...
2) Cuántas almas Me han vendido y Me venderán por el vil precio de un
deleite, de un placer momentáneo y pasajero... Pobres almas que buscan a
Jesús, como los soldados.
3) Almas a quienes amo; ustedes que vienen a Mí, que Me reciben en su
pecho, que Me dirán muchas veces que Me aman... ¿No Me entregarán
cuando salgan luego de recibirme? En los lugares que frecuentan, hay
piedras que Me hieren: son conversaciones que Me ofenden y ustedes, que
Me han recibido hoy, pierden allí la blancura preciosa de la Gracia.
4) ¿Por qué Me entregan así almas que Me conocen y que en más de una
ocasión se glorian de ser piadosas y ejercer la caridad? Cosas todas que en
verdad podrían hacerles adquirir grandes méritos más... ¿Qué son para
ustedes sino un velo que cubre su delito de atesorar bienes en la tierra?
5) ¡Velen y oren! Luchen sin descansar y no dejen que sus malas
inclinaciones y defectos lleguen a ser habituales...
6) Miren, que hay que segar la hierba todos los años y quizá en las cuatro
estaciones; que la tierra hay que labrarla y limpiarla, hay que mejorarla y
cuidar de arrancar las malas hierbas que en ella brotan.
7) El alma también hay que cuidarla con mucho esmero y las tendencias
torcidas hay que enderezarlas.
D
25
8) No piensen que el alma que Me vende y que se entregó al pecado grave,
empezó por una falta grave. Generalmente, las grandes caídas empezaron
por poca cosa: un gusto, una debilidad, un consentimiento ilícito, un placer
no prohibido pero poco conveniente... Así, el alma se va cegando,
disminuye la gracia, se robustece la pasión y, por último, vence.
9) Entiendan esto: Si es triste recibir una ofensa y una ingratitud de
cualquier alma, lo es mucho más cuando viene de Mis almas escogidas y
más amadas. Sin embargo, otras pueden reparar y consolarme.
10) Almas que He escogido para hacer de ustedes el lugar de Mi descanso,
el jardín de Mis delicias, espero de ustedes mucho mayor ternura, mucha
más delicadeza, mucho más amor.
11) De ustedes espero que sean el bálsamo que cicatrice Mis heridas, que
limpien Mi rostro afeado y manchado... Que Me ayuden a dar luz a tantas
almas ciegas que en la oscuridad de la noche Me prenden y Me atan para
darme muerte.
12) No Me dejen solo... ¡Despierten y vengan porque ya llegan Mis
enemigos!
13) Cuando se acercaron los soldados, les dije: ¡Yo Soy! Esta misma
palabra repito ahora al alma que está próxima a ceder a la tentación: “Yo
Soy”, aún es tiempo y, si quieres, te perdonaré; y en vez de atarme tú con
las cuerdas del pecado, Soy Yo El que te ataré con las ligaduras del amor.
14) Ven, Yo Soy El que Te ama y El que te tiene tanta compasión de tu
debilidad, El que está esperándote con ansia para recibirte en Sus brazos.
15) El episodio de Mi captura, bien examinado, tiene mucha importancia.
Si Pedro no daba ese golpe a Malco, Yo no habría tenido ocasión de llamar
la atención de ustedes sobre el método que deseo tengan al combatir por
Mí.
16) Entonces Me serví de un proverbio para amonestar a Pedro y restituí a
Malco su oreja, porque no Me gusta la violencia, siendo Yo el Señor de la
libertad. Pero noten que, además de hacer esto, expresé a Pedro el firme
26
deseo de que se cumpliera Mi Pasión y lo hice reflexionar que, si quería, el
Padre podía hacerme defender por Mis ángeles.
17) ¿Ven cuantas cosas en un sólo episodio? Pero, lo principal, es
justamente la lección que He debido dar a todos ustedes en el combate
contra sus enemigos. Quien se Me asemeja lo hace así: se deja conducir
donde quieren los que lo rodean, porque su fuerza la tendrá en momentos
que no son los buscados por el mundo (el hombre), por la experiencia
humana, por la astucia del amor propio.
18) No, quien es semjante a Mí encontrará, recibirá fuerzas desconocidas
pero vigorosas para dominar a sus dominadores, permaneciendo en el sitio
en que es colocado. Mi verdadero discípulo hace las cosas más
inverosímiles, sin interrumpir en lo mínimo Mi designio para él. El mundo
se complace en singularidades, en sobresalir y demostrar la propia
superioridad. Este es el espíritu que Yo He combatido y vencido. Por eso
les dije que cobren ánimo, porque habiéndolo Yo vencido, ese mundo no
puede ahora hacer nada que corte su unión Conmigo, con tal que ustedes
no se unan a él, porque entonces tendrían que sufrir las consecuencias, con
el agravante que, como Yo Me opongo a su victoria con las armas del
mundo, muchas veces tendrán como contrarios al mundo y a Mí; al mundo
por su amor propio y a Mí por su puro amor, por amor a su verdadero
bien.
19) Por tanto, no a los golpes de Pedro a las orejas de sus enemigos, sin
plena aceptación del caliz que les ofrezco, en los cuales deben ver Mi
voluntad, como Yo vi la de Mi Padre cuando dije al amado Pedro: ¿No
quieres que beba el caliz que Me da Mi Padre?
20) Mediten en Mi Pasión siempre, pero penetren en lo íntimo de Mi
Espíritu y obtengan las impresiones que son saludables y que los incitan a
imitarme. Naturalmente, Soy Yo quien obra en ustedes estas cosas, pero
ustedes deben poner su empeño y luego tendrán lo que Yo digo.
21) ¡Ah! Si el hombre comprendiese este rasgo de Mi Pasión. ¡Cuanto más
fácil sería ceder y revivir Mi Vida!
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22) Anímense, hijitos Míos, todo es cuestión de amor, no de otra cosa; del
amor y la obra Mía que quiero llevar a cabo en ustedes; y de amarme
siempre más. Dejen de razonar a la manera humana; abran la mente al
mundo Mío, al que Yo tengo con ustedes. ¡Esto es importante!
23) Ustedes son Míos por tres motivos: porque los creé de la nada, porque
los redimí y porque recibirán parte de Mi Corona de Gloria. Por eso deben
pensar que Yo cuido de ustedes, por estos tres motivos, y no podría
desinteresarme nunca de quien He creado, de quien He rescatado y de
quien debe ser Mi Gloria.
24) Tu estás impulsado a este camino y deberás recorrerlo todo y, como fué
para Mí, no sólo servirá para tí, sino también para muchos de tus
hermanos que deben recibir de Mí, por tu medio, Gracia y Vida.
25) Avanza, porque Yo Me complazco en ello; aprende, porque el amor
quiere poseerte por completo.
26) Te doy Mi bendición, llena de promesa. Se las Doy con el poder de que
gozo como hombre; poder que es suyo; gozo que premiaré con el premio
que confirmará Mi infinito amor por ustedes.
27) Había llegado Mi hora; la hora en la que debía consumar el sacrificio, y
Me entregué a los soldados con la docilidad de un cordero.
PARTE 1.8: JESÚS ES LLEVADO ANTE CAIFÁS
e llevaron ante Caifás, donde Me recibieron con burlas y con
insultos. Uno de sus soldados Me dió una bofetada. Era la primera
que recibía y en ella ví el primer pecado mortal de muchas almas que,
después de vivir en gracia, cometerían ese primer pecado... Cuántos otros
detrás de ese primer pecado, sirviendo de ejemplo para que otras almas
también los cometan.
2) Mis Apóstoles Me abandonaron y Pedro se quedó oculto detrás de un
cerco, en medio de la servidumbre, espiando, movido por la curiosidad.
3) Conmigo sólo habían hombres tratando de acumular delitos contra Mí;
culpas que pudieran encender más la cólera de jueces tan inícuos. Allí ví
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los rostros de todos los demonios, de todos los ángeles malos. Me
acusaron de perturbar el orden, de instigador, de falso profeta, de
blasfemo, de profanar el día sábado y los soldados, exaltados por las
calumnias, proferían gritos y amenazas.
4) Entonces, Mi silencio clamó sacudiendo todo Mi Cuerpo: ¿Dónde están
ustedes, Apóstoles y discípulos, que han sido testigos de Mi Vida, de Mi
doctrina, de Mis milagros? De todos aquellos de quienes esperaba alguna
prueba de amor, no queda ninguno para defenderme. Estoy solo y rodeado
de soldados que quieren devorarme como lobos.
5) Contemplen como Me maltrataban: uno descarga sobre Mi rostro una
bofetada; otro Me arroja su inmunda saliva; otro Me tuerce el rostro en
son de burla; otro Me jala la barba; otro retuerce Mis brazos entre sus
dedos; otro golpea con su rodilla Mis genitales y, cuando caigo, entre dos
Me levantan de los cabellos...
PARTE 1.9: PEDRO NIEGA A JESÚS
ientras Mi Corazón se ofrece a sufrir todos estos suplicios, Pedro, a
quien había instituido “Jefe y Cabeza de la Iglesia” y quien horas
antes había prometido seguirme hasta la muerte, a una simple pregunta
que le hacen, y que podría haberle servido para dar testimonio de Mí, Me
niega y, como el temor se apodera aún más de él, ante la reiteración de la
pregunta jura que jamás Me ha conocido ni ha sido Mi discípulo.
Interrogado por tercera vez, responde con horribles imprecaciones.
2) Hijitos, cuando el mundo clama contra Mí y, volviéndome hacia Mis
almas escogidas, Me veo abandonado y renegado, ¿saben cuán grande es
la tristeza y la amargura de Mi Corazón?
3) Les diré, como a Pedro: Alma a quien tanto amo, ¿no te acuerdas ya de
las pruebas de amor que te He dado? ¿Olvidas que muchas veces Me has
prometido serme fiel y defenderme?
4) No confías en tí mismo porque estás perdido; pero si recurres a Mí con
humildad y firme confianza, nada temas; estás bien sostenido.
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5) Almas que viven rodeadas de tantos peligros, no se metan en ocasiones
de pecados por vana curiosidad; miren, que caerán como Pedro.
6) Y ustedes, almas que trabajan en Mi viña, si se sienten movidas por
curiosidad o por alguna satisfacción humana: les diré que huyan; pero si
trabajan por obediencia e impulsadas por el celo de las almas y de Mi
gloria, no teman: Yo las defenderé y saldrán victoriosas.
7) Amada Mía, voy educándote poco a poco y con mucha paciencia. Me
consuelo con el pensamiento de tener una alumna deseosa de poder
aprender. Así olvido tus negligencias y errores. Si busco en la creación los
nombres más bellos para llamarte no te asustes ¿por qué los suprimes? El
amor no tiene límites.
PARTE 1.10: JESÚS ES LLEVADO A LA PRISIÓN
amos a seguir con este doloroso relato que habrás de hacer llegar a
cuantas personas puedas. Yo los iluminaré en la forma que habrán de
hacerlo.
2) Cuando los soldados Me llevaban prisionero, en uno de los patios estaba
Pedro, medio oculto entre la turba. Se cruzaron nuestras miradas; tenía los
ojos desorbitados; fue sólo una fracción de segundos y, sin embargo, ¡le
dije tanto!... Lo vi llorar amargamente su pecado y con el corazón le dije:
“El enemigo ha tratado de poseerte, pero Yo no te abandono. Sé que tu
corazón no ha renegado de Mí. Estate presto para el combate del nuevo
día, para las luchas renovadas contra el oscurantismo espiritual y prepárate
para llevar la Buena Nueva. Adiós, Pedro.”
3) Cuántas veces miro hacia el alma que ha pecado pero, ¿mira ella
también? No siempre se encuentran nuestras miradas. Cuántas veces miro
al alma y ella no Me mira, no Me ve, está ciega... La llamo por su nombre
y no Me responde. Le envío una pena, un dolor, para que salga de su
sueño, pero no quiere despertar.
4) Amados Míos, si no miran al Cielo, vivirán como seres privados de
razón... Alcen la cabeza y contemplen la Patria que les espera. Busquen a
V
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su Dios y siempre lo encontrarán con los ojos fijos en ustedes; y en Su
mirada hallarán la paz y la vida.
5) Contémpleme en la prisión donde paso gran parte de la noche. Los
soldados venían a insultarme con palabras y con obras, empujándome,
dándome golpes, burlándose de Mi condición de hombre.
6) Casi al amanecer, hartos de Mí, Me dejaron solo, atado en una
habitación oscura, húmeda y hedionda, llena de ratas. Estaba atado de tal
modo que debía permanecer de pie o sentado en una piedra puntiaguda
que fue todo lo que Me dieron como asiento. Mi cuerpo dolorido quedó
pronto aterido de frío. Recordé las miles de veces que Mi Madre cobijaba
Mi cuerpo, arropándolo cuando tenía frío... y lloré.
7) Vamos ahora a comparar la prisión con el Sagrario y, sobre todo, con los
corazónes de los hombres. En la prisión pasé una noche... ¿Cuántas noches
paso en el Sagrario?
8) En la prisión Me ultrajaron los soldados que eran Mis enemigos; pero en
el Sagrario Me maltratan y Me insultan almas que Me llaman Padre. En la
prisión pasé frío, sueño, hambre, vergüenza, tristeza, dolores, soledad,
desamparo. Veía, en el transcurso de los siglos, cómo tantos Sagrarios en
los cuales Me faltaría el abrigo del amor. ¡Cuántos corazones helados
serían para Mí como la piedra de la prision!
9) ¡Cuántas veces tendría sed de amor, sed de almas! ¡Cuántos días espero
que tal alma venga a visitarme, a recibirme en su corazón, porque He
pasado la noche solo y pensaba en ella para apagar Mi sed! ¡Qué de veces
siento hambre de Mis almas, de su fidelidad, de su generosidad!
10) ¿Sabrán calmar estas ansias? ¿Sabrán decirme cuando tengan que pasar
por algún sufrimiento: esto servirá para aliviar Tu tristeza, para
acompañarte en Tu soledad? Y ¡ay!, Si por lo menos, unidos a Mí, ustedes
lo soportaran todo con paz y salieran fortalecidos en tanto que consolaran
Mi Corazón...
11) En la prisión sentí vergüenza al oír las horribles palabras que se
proferían contra Mí; y esa vergüenza creció al ver que, más tarde, esas
mismas palabras serían repetidas por almas amadas.
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12) Cuando aquellas manos sucias y repugnantes descargaban sobre Mí
golpes y bofetadas, ví cuántas veces sería golpeado y abofeteado por
tantas almas que, sin purificarse de sus pecados, sin limpiar su casa con
una buena confesión, Me recibirían en sus corazones. Esos pecados
habituales, descargarían sobre Mí repetidos golpes.
13) Cuando Me hacían levantar a empellones, sin fuerzas y a causa de las
cadenas que Me sujetaban, caía en tierra. Ví cómo tantas almas, atándome
con las cadenas de su ingratitud, Me dejarían caer sobre la piedra,
renovando Mi vergüenza y prolongando Mi soledad.
14) Almas elegidas, contemplen a su Esposo en la prisión. Contémplenme
en esta noche de tanto dolor, y consideren que este dolor se prolonga en la
soledad de tantos Sagrarios, en la frialdad de tantos corazones.
15) Si quieren darme una prueba de su amor, ábranme su corazón para
poder hacer de él Mi prisión. Atenme con las cadenas de su amor.
Cúbranme con sus delicadezas, aliméntenme con su generosidad. Apaguen
Mi sed con su celo. Consuelen Mi tristeza y desamparo con su fiel
compañía. Hagan desaparecer Mi vergüenza con su pureza y rectitud de
intención.
16) Si quieren que descanse en ustedes, eviten el tumulto de las pasiones y,
en el silencio de su alma, dormiré tranquilo. De vez en cuando oirán Mi
voz que les dice suavemente: Esposa Mía, que ahora eres Mi descanso, Yo
seré tuyo en la eternidad; a tí que con tanto desvelo y amor Me procuras la
prisión de tu corazón, Yo te prometo que Mi recompensa no tendrá límites
y no te pesarán los sacrificios que hayas hecho por Mí durante tu vida.
PARTE 1.11: JESÚS ES LLEVADO ANTE HERODES
ilatos mandó que Me llevaran a la presencia de Herodes... Era un
pobre hombre corrompido que sólo buscaba el placer, dejándose
arrastrar de sus pasiones desordenadas. Se alegró de verme comparecer
ante su tribunal, pues esperaba divertirse con Mis palabras y milagros.
2) Consideren, hijos Míos, la repulsión que experimenté en presencia del
más repugnante de los hombres, cuyas palabras, preguntas, gestos y
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movimientos afectados, Me cubrían de confusión. Almas puras y
virginales, vengan a rodear y a defender a su Esposo.
3) Herodes espera que Yo conteste a sus preguntas sarcásticas, pero no
despego Mis labios; guardo en su presencia el más absoluto silencio. No
contestar era la mayor prueba que podía darle de Mi dignidad. Sus
palabras obscenas no merecían cruzarse con las Mías, purísimas.
Entretanto, Mi Corazón estaba íntimamente unido a Mi Padre Celestial.
Me consumía en deseos de dar por las almas hasta la última gota de Mi
Sangre. El pensamiento de que todos los hombres que luego habían de
seguirme, conquistados por Mis ejemplos y Mi liberalidad, Me encendía
en amor y no sólo gozaba en aquel terrible interrogatorio, sino que
deseaba correr al suplicio de la Cruz.
PARTE 1.12: JESÚS ES LLEVADO DE NUEVO
ANTE PILATOS
ejé que Me trataran como a un loco y Me cubrieran con una vestidura
blanca en señal de burla e irrisión, después, en medio de gritos
furiosos, Me llevaron de nuevo a la presencia de Pilatos.
2) Mira cómo este hombre aturdido y lleno de confusión, no sabe qué hacer
de Mí; y para apaciguar el furor de la turba, manda que Me hagan azotar...
3) Representadas en Pilatos, ví a las almas que carecen de valor y
generosidad para romper enérgicamente con las exigencias del mundo y de
la naturaleza. En vez de cortar de raíz lo que la conciencia les dice no ser
del mundo y de la naturaleza, lo que la conciencia les dice no ser del buen
espíritu, ceden a un capricho, se recrean en una ligera satisfacción,
capitulan en parte con lo que la pasión exige y, para acallar los
remordimientos, se dicen a sí mismas: “ya me he privado de esto o de lo
otro, y es suficiente”.
4) Yo únicamente diré a esa alma: ¡Me haces flagelar como Pilatos! Ya has
dado un paso, mañana otro. ¿Piensas satisfacer de este modo tu pasión?
¡No! Pronto te exigirá más y más.
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5) Como no has tenido valor para luchar con tu propia naturaleza en esta
pequeñez, mucho menos la tendrás después, cuando la ocasión sea mayor.
PARTE 1.13: LA FLAGELACIÓN DE JESÚS
írenme, amados Míos, dejándome conducir, con la mansedumbre de
un cordero, al tremendo suplicio de la flagelación. Sobre Mi cuerpo,
ya cubierto de golpes y agobiado de cansancio, los verdugos descargan
cruelmente —con cuerdas trenzadas, con varas— terribles azotes. Es tanta
la violencia con que Me castigan, que no quedó en Mí un sólo lugar que
no fuese presa del más terrible dolor... Los golpes y puntapiés Me
ocasionaron innumerabls heridas... Las varas arrancaban pedazos de Mi
piel y Mi carne. La Sangre brotaba de todos Mis miembros... Caí una y
otra vez por el dolor que Me causaban los golpes en Mi virilidad. Mi
cuerpo estaba en tal estado, que más parecía monstruo que hombre. Los
rasgos de Mi cara habían perdido su forma, era un sólo edema.
2) El pensamiento de tantas almas, a quienes más tarde iba a inspirar el
deseo de seguir Mis huellas, Me consumía de amor.
3) Durante las horas de prisión las veía fieles imitadoras, aprendiendo de
Mí mansedumbre, paciencia, serenidad. No sólo para aceptar los
sufrimientos y desprecios, sino aún amando a los que las persiguen y, si es
necesario, sacrificándose por ellos como Yo Me sacrifiqué.
4) Cómo Me encendía cada vez más en deseos de cumplir perfectamente la
Voluntad de Mi Padre, en aquellas horas de soledad, en medio de tanto
dolor. ¡Cómo Me ofrecí a reparar Su Gloria ultrajada! Así ustedes, almas
religiosas, que se encuentran en la prisión escogida por amor, que más de
una vez pasan a los ojos de las criaturas por inútiles y quizá por
perjudiciales, no teman. Dejen que griten contra ustedes y, en esas horas
de soledad y dolor, unan íntimamente su corazón a su Dios, único objeto
de su amor. ¡Reparen Su Gloria, ultrajada por tantos pecados!
M
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PARTE 1.14: JESÚS ES SENTENCIADO A MUERTE
l amanecer, Caifás ordenó que Me condujeran a Pilatos para que
pronunciara la sentencia de muerte. Este Me interrogó, deseoso de
hallar un motivo para condenarme pero, al mismo tiempo, su conciencia lo
atormentaba y sentía gran temor ante la injusticia que iba a cometer. Al
fin, encontró un medio para desentenderse de Mí y mandó que Me
llevaran a Herodes.
2) En Pilatos están fielmente representadas las almas que, sintiendo al
mismo tiempo el movimiento de la gracia y de sus pasiones, dominadas
por el respeto humano y cegadas por el amor propio, por el temor de
parecer ridículas, dejan pasar la gracia.
3) A todas las preguntas de Pilatos, nada respondí. Mas cuando Me dijo:
¿Eres tú el Rey de los Judíos? Entonces, con gravedad y ente-reza,
respondí: Tú lo has dicho, Yo Soy el Rey; pero Mi reino no es de este
mundo... Con estas palabras quise enseñar a muchas almas cómo, cuando
se presenta la ocasión de soportar el sufrimiento, o una humillación que
podrían fácilmente evitar, deben contestar con generosidad: Mi reino no es
de este mundo, es decir, no busco las alabanzas de los hombres; Mi Patria
no es esta, ya descansaré en la que lo es verdaderamente. Ahora, ánimo
para cumplir mi deber sin tener en cuenta la opinión del mundo. Lo que
me importa no es su estima, sino seguir la voz de la gracia, ahogando los
reclamos de la naturaleza. Si no soy capaz de vencer solo, pediré fuerza y
consejo pues, en muchas ocasiones, las pasiones y excesivo amor propio
ciegan el alma y la impulsan a obrar el mal.
4) No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo; son
muchísimas las manos que lastiman Mi Cuerpo, recibiendo la comunión
en la mano— el trabajo sacrílego de Satanás.
5) ¿Cómo pueden contemplarme en este mar de dolor y de amargura, sin
que su corazón se mueva a compasión?
A
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6) Pero, no son los verdugos los que han de consolar sino ustedes, almas
escogidas, para que alivien Mi dolor. Contemplen Mis heridas y vean si
hay alguien que haya sufrido tanto como Yo, para demos-trarles su amor.
PARTE 1.15: JESÚS ES CORONADO DE ESPINAS
n el Querer de Mi Padre He vivido días de intensa tristeza, sin
quejarme, pero en la aceptación de lo que quería hacerme sentir el
Padre. Cuando fui apresado en el Huerto, los que Me acusaban estaban
prontos a toda mentira y Me dejé llevar a donde quisieran, sin resistir en lo
más mínimo. Y cuando quisieron ceñirme la cabeza con la corona de
espinas, incliné sin más la cabeza, porque lo tomaba todo de las manos de
Aquel que Me envió al mundo.
2) Cuando los brazos de aquellos hombres crueles estuvieron rendidos, a
fuerza de descargar golpes sobre Mi Cuerpo, colocaron sobre Mi cabeza
una corona tejida con ramas de espinas y, desfilando por delante de Mí,
Me decían: ¿Conque eres Rey?... ¡Te saludamos!
3) Unos Me escupían, otros Me insultaban, otros descargaban nuevos
golpes contra Mi cabeza; cada uno añadiendo un nuevo dolor a Mi
Cuerpo, maltratado y deshecho.
4) Estoy cansado, no tengo dónde descansar; préstame tu corazón y tus
brazos, para cobijarme en tu amor. Tengo frío y fiebre; abrázame un
instante, antes de que continúen destruyendo este templo de amor.
5) Los soldados y verdugos, con sus manos sucias, empujan Mi Cuerpo;
otros con asco de Mi Sangre, me empujan con sus lanzas y vuelven a abrir
Mi carne; Me sientan con un empujón sobre un lugar de piedras filosas,
lloro en silencio por el dolor y ellos, en forma grotesca, se burlan de Mis
lágrimas. Finalmente, desgarran Mis sienes encajándome la corona de
ramas trenzadas de espinas.
6) Consideren cómo, con esa corona, quise expiar los pecados de soberbia
de tantas almas que se dejan subyugar por la falsa opinión del mundo,
deseando ser estimadas con exceso. Permití, sobre todo, que Me coronasen
de espinas y que así Mi cabeza sufriese cruelmente, a fin de reparar por la
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humildad voluntaria, las repugnancias y las orgullosas pretensiones de
tantas almas que se niegan a seguir el camino trazado por Mi Providencia,
por juzgarlo indigno de su mérito y de su condición.
7) Ningún camino es humillante cuando está trazado por la Voluntad de
Dios... En vano intentarán engañarse a ustedes mismos pensando seguir la
voluntad de Dios y en la plena sumisión a cuanto les pida.
8) Hay en el mundo personas que, cuando llega el momento de la decisión
(emprender un nuevo género de vida), reflexionan y examinan los deseos
de su corazón. Tal vez encuentren, en aquel o en aquella a quien piensan
unirse, los fundamentos sólidos para una vida cristiana y piadosa; quizás
verán que cumplen sus deberes de familia que reúne, en fin, lo necesario
para satisfacer sus deseos de felicidad; pero la vanidad y el orgullo vienen
a oscurecer su espíritu y se dejan arrastrar por el afán de figurar, de lucir.
Entonces, se ingenian para buscar a alguien que, siendo más noble, más
rico, satisfaga su ambición. ¡Ah! Cuán neciamente se ciegan. No, les diré,
no encontrarán la verdadera felicidad en este mundo, y ojalá la encuentren
en el otro. ¡Miren bien, que se ponen en gran peligro!
9) Hablaré también a las almas a quienes llamó el camino de la perfección.
Cuántas ilusiones en las que Me dicen que están dispuestas a hacer Mi
Voluntad y que clavan en Mi cabeza las espinas de Mi corona.
10) Hay, respectivamente, almas a quienes quiero para Mí. Conociéndolas y
amándolas, deseo colocarlas donde vivo, en Mi sabiduría infinita, en la
que encontrarán cuanto es necesario para llegar a la santidad: ahí será
donde Me haré conocer a ellas y donde Me darán más consuelo, más amor
y más almas.
11) Pero, ¡cuántas decepciones! Cuántas almas se ciegan por el orgullo y la
soberbia o por una mezquina ambición. Llena la cabeza de vanos e inútiles
pensamientos, se niegan a seguir el camino que les traza Mi amor.
12) Almas que Yo había elegido, ¿creen cumplir Mi Voluntad resistiendo a
la voz de la gracia que los llama y encamina por esa senda, que su orgullo
rechaza?
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13) Hija Mía, amor de Mis dolores, consuélame; haz en tu corazón
pequeñito un trono para tu Rey y Salvador, y coróname de besos.
14) Coronado de espinas y cubierto con un manto púrpura, los soldados Me
presentaron de nuevo a Pilatos. No encontrando en Mí delito para
castigarme, Pilatos Me hizo varias preguntas, diciéndome que por qué no
le contestaba, sabiendo que él tenía todo poder sobre Mí.
15) Entonces, rompiendo Mi silencio, le dije: “No tendrías ese poder si no
se te hubiese dado de arriba; pero es preciso que se cumplan las
Escrituras.” Y, abandonándome a Mi Padre Celestial, callé nuevamente...
PARTE 1.16: BARRABÁS ES PUESTO EN LIBERTAD
ilatos, perturbado por el aviso de su mujer y perplejo entre los
remordimientos de su conciencia y el miedo de que el pueblo se
amotine contra él, buscaba medios para libertarme y Me expuso a la vista
del populacho, en el lastimoso estado en el que Me encontraba,
proponiéndoles darme la libertad y condenar en Mí lugar a Barrabás, que
era un ladrón y criminal famoso. A una voz contestó el pueblo: ¡Que
muera y que Barrabás sea puesto en libertad!
2) Almas que Me aman, vean cómo Me han comparado a un criminal. Vean
cómo Me han rebajado más que al más perverso de los hombres. Oigan
qué furiosos gritos lanzan contra Mí. Vean con qué rabia piden Mi muerte.
¿Rehusé, acaso, pasar por tanta penosa afrenta? No, al contrario, Me
abracé con ella por amor a las almas y para mostrarles que este amor no
Me llevó tan sólo a la muerte, sino a la muerte más ignominiosa...
3) No crean, sin embargo, que Mi naturaleza humana no sintió ni
repugnancia ni dolor. Al contrario, quise sentir todas sus repugnancias y
estar sujeto a su misma condición, dándoles ejemplo que los fortalezca en
todas las circunstancias de la vida y les enseñe a vencer las repugnancias
que se ofrecen, cuando se trata de cumplir la Voluntad Divina.
4) Vuelvo a las almas a quienes hablaba ayer... A las almas llamadas al
estado de perfección, que discuten con la gracia y retroceden ante la
humildad del camino que les muestro, por temor a los juicios del mundo o
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haciendo valer su capacidad; que se persuaden que en otra parte serán más
útiles para Mi servicio y para Mi Gloria.
5) Voy a responder a esas almas. Dime: ¿rehusé Yo o vacilé siquiera,
cuando Me vi nacer de padres pobres y humildes en un establo, lejos de
Mi casa y Mi Patria en la más cruda estación del año... de noche?
6) Después, viví treinta años en las ocupaciones oscuras y rudas de un
taller; pasé humillaciones y desprecios de parte de los que encargaban
trabajos a Mi Padre José; no Me desdeñé de ayudar a Mi Madre en las
faenas más bajas de la casa y, sin embargo, ¿no tenía Yo más talento que el
que se requiere, para ejercer el tosco oficio de carpintero? Yo, que a la
edad de 12 años instruí a los Doctores en el Templo... Pero era la Voluntad
de Mi Padre Celestial y así lo glorificaba. Cuando dejé Nazareth y empecé
Mi vida pública, habría podido darme a conocer como Mesías e Hijo de
Dios para que los hombres escuchasen Mis enseñanzas con veneración,
pero no lo hice porque Mi único deseo era cumplir la Voluntad de Mi
Padre...
7) Y cuando llegó la hora de Mi Pasión, a través de la crueldad de los unos
y de las afrentas de los otros, del abandono de los Míos y de la ingratitud
de las turbas, a través del indecible martirio de Mi Cuerpo y de las
repugnancias de Mi alma, vean con qué mayor amor aún descubría y
abrazaba la Voluntad de Mi Padre Celestial.
8) Así, cuando sobreponiéndose a las dificultades y repugnancias se somete
el alma generosamente a la Voluntad de Dios, llega un momento en que,
unida íntimamente a El, goza de las más inefables dulzuras.
9) Esto que He dicho a las almas que sienten repugnancia a la vida humilde
y oscura lo repito a las que, por el contrario, son llamadas a trabajar en
continuo contacto con el mundo, cuando su atractivo sería la completa
soledad y los trabajos humildes y ocultos.
10) Almas escogidas, su felicidad y su perfección no consiste en seguir los
gustos e inclinaciones de la naturaleza, en ser conocidas o desconocidas de
las criaturas, en emplear u ocultar el talento que poseen, sino en unirse y
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conformarse, por amor y con entera sumisión, a la Voluntad de Dios, a lo
que para Su Gloria y la propia santificación de ustedes, les pida.
11) Basta por hoy, hijita, ama y abraza Mi Voluntad alegremente; ya sabes
que está en todo trazada por el amor.
12) Medita por un momento el indecible martirio de Mi Corazón, al verse
pospuesto a Barrabás. ¡Cómo recordaba entonces las ternuras de Mi
Madre, cuando me estrechaba sobre Su Corazón! Cuán presente tenía los
desvelos y fatigas que, para mostrarme Su amor, sufrió Mi Padre adoptivo.
Cómo se presentaban a Mi memoria los beneficios que tan liberalmente
derramé sobre aquel pueblo ingrato, dando vista a los ciegos, devolviendo
la salud a los enfermos, el uso de sus miembros a los que lo habían
perdido, dando de comer a la turba y resucitando a los muertos. ¡Ahora,
verme reducido al estado más despreciable! Soy el más odiado de los
hombres y se Me condena a muerte, como a ladrón infame.
PARTE 1.17: JESÚS PERDONA HASTA AL
MÁS GRANDE PECADOR
ilatos ha pronunciado la sentencia. Hijitos Míos, consideren
atentamente cuánto sufrió Mi Corazón…
2) Desde que Me entregó en el Huerto de los Olivos, Judas anduvo errante
y fugitivo sin poder acallar los gritos de su conciencia, que lo acusaba del
más horrible sacrilegio. Cuando llegó a sus oídos la sentencia de muerte
pronunciada contra Mí, se entregó a la más terrible desesperación y se
ahorcó.
3) ¿Quien podrá comprender el dolor intenso de Mi Corazón cuando vi
lanzarse a la perdición eterna esa alma que había pasado tres años en la
escuela de Mi amor, aprendiendo Mi doctrina, recibiendo Mis enseñanzas,
oyendo tantas veces cómo perdonaban Mis labios a los más grandes
pecadores?
4) ¡Judas! ¿Por qué no vienes a arrojarte a Mis pies para que te perdone? Si
no te atreves a acercarte a Mí por temor a los que Me rodean,
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maltratándome con tanto furor, mírame al menos; verás cuán pronto se
fijan en tí Mis ojos.
5) Almas que están enredadas en los mayores pecados... Si por más o
menos tiempo han vivido errantes y fugitivas a causa de sus delitos, si los
pecados de que son culpables los han cegado y endurecido el corazón, si
por seguir alguna pasión han caído en los mayores desórdenes, no dejen
que se apodere de ustedes la desesperación cuando los abandonen los
cómplices de su pecado y cuando su alma se de cuenta de su culpa...
Mientras el hombre cuente con un instante de vida, aún tiene tiempo de
recurrir a la Misericordia y de implorar el perdón.
6) Si son jóvenes y los escándalos de su vida pasada los han dejado en un
estado de degradación ante los hombres, ¡no teman! Aún cuando el mundo
los desprecie, los trate de malvados, los insulte, los abandone, estén
seguros de que su Dios no quiere que su alma sea pasto de las llamas del
infierno. Desea que se atrevan a hablarle, a dirigirle miradas y suspiros del
corazón, y pronto verán que Su mano bondadosa y paternal los conduce a
la fuente del perdón y de la vida.
7) Si por malicia has pasado quizá gran parte de tu vida en el desorden y en
la indiferencia, y cerca ya de la eternidad la desesperación quiere ponerte
una venda en los ojos, no te dejes engañar, aún es tiempo de perdón. Oigan
bien: si les queda un segundo de vida, aprovéchenlo, porque en él pueden
ganar la vida eterna.
8) Si ha transcurrido su existencia en la ignorancia y el error, si han sido
causa de grandes daños para los hombres, para la sociedad y hasta para la
Religión, y por cualquier circunstancia conocen su error, no se dejen abatir
por el peso de las faltas ni por el daño de que han sido instrumento sino,
por el contrario, dejando que su alma se penetre del más vivo pesar,
abísmense en la confianza y recurran Al que siempre está esperándolos
para perdonarlos.
9) Lo mismo sucede si se trata de un alma que ha pasado los primeros años
de su vida en la fiel observancia de Mis mandamientos, pero que ha
decaído poco a poco del fervor pasando a una vida tibia y cómoda...
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10) No ocultes nada de lo que te digo, pues todo es para beneficio de la
humanidad entera. Repítelo a la luz del sol, predícalo a aquel que quiere
verdaderamente escucharlo.
11) El alma que un día recibe una fuerte sacudida que la despierta, ve de
pronto su vida inútil, vacía, sin méritos para la eternidad. El maligno, con
infernal envidia, la ataca de mil maneras, abultándole sus faltas; le inspira
tristeza y desaliento, acabando por llevarla al temor, a la desesperación.
12) Alma que Me perteneces, no hagas caso de ese cruel enemigo y, en
cuanto sientas la moción de la gracia al inicio de tu lucha, acude a Mi
Corazón; siente, contempla cómo vierte una gota de Su Sangre sobre tu
alma y ven a Mí. Ya sabes dónde me encuentro: bajo el velo de la fe...
Levántalo y dime con entera confianza tus penas, tus miserias, tus caídas...
Escucha con respeto Mis palabras y no temas por lo pasado. Mi Corazón
lo ha sumergido en el abismo de Mi Misericordia y Mi amor.
13) Tu vida pasada te dará la humildad que te llenará. Y si quieres darme la
mejor prueba de amor, ten confianza y cuenta con Mi perdón. Cree que
nunca llegarán a ser mayores tus pecados que Mi Misericordia, pues es
infinita.
PARTE 1.18: JESÚS VA CAMINO DEL CALVARIO
amos a continuar, hijita. Sígueme en el camino del Calvario,
agobiado bajo el peso de la Cruz…
2) En tanto que Mi Corazón estaba abismado de tristeza por la eterna
perdición de Judas, los crueles verdugos, insensibles a Mi dolor, cargaron
sobre Mis hombros llagados, la dura y pesada Cruz en que había de
consumar el misterio de la Redención del mundo.
3) Contémplenme, ángeles del cielo. Vean al Creador de todas las
maravillas, al Dios a Quien rinden adoración los espíritus celestiales,
caminando hacia el Calvario y llevando sobre sus hombros el leño santo y
bendito que va a recibir su último suspiro.
4) Véanme también ustedes, almas que desean ser Mis fieles imitadoras.
Mi Cuerpo, destrozado por tanto tormento camina, sin fuerzas, bañado de
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sudor y de sangre... ¡Sufro, sin que nadie se compadezca de Mi dolor! La
multitud Me acompaña y no hay una sola persona que tenga piedad de Mí.
Todos Me rodean como lobos hambrientos, deseosos de devorar su presa...
Es que todos los demonios salieron del infierno para hacer más duro Mi
sufrimiento.
5) La fatiga que siento es tan grande, la Cruz tan pesada, que a la mitad del
camino caigo desfallecido. Vean cómo Me levantan aquellos hombres
inhumanos del modo más brutal: uno Me agarra de un brazo, otro tira de
Mis vestidos, que están pegados a Mis heridas, volviendo a abrirlas... Este
Me coge por el cuello, otro por los cabellos, otros descargan terribles
golpes en todo Mi Cuerpo, con los puños y hasta con los pies. La Cruz cae
sobre Mi y su peso Me causa nuevas heridas. Mi rostro roza sobre las
piedras del camino y, con la sangre que por él corre, se pegan a Mis ojos,
que están casi cerrados por los golpes; el polvo y el lodo se juntan a la
sangre y quedo hecho el objeto más repugnante.
6) Mi Padre envía ángeles para que Me ayuden a sostenerme; para que Mi
Cuerpo no pierda el conocimiento al desplomarse; para que la batalla no
sea ganada antes de tiempo, y pierda Yo a todas Mis almas.
7) Camino sobre las piedras que destrozan Mis pies, tropiezo y caigo una y
otra vez. Miro a cada lado del camino en busca de una pequeña mirada de
amor, de una entrega, de una unión a Mi dolor pero... no veo a ninguno.
8) Hijos Míos, los que siguen Mis huellas, no suelten su cruz por más
pesada que ésta les parezca. Háganlo por Mí, que cargando su cruz, Me
ayudarán a cargar la Mía y, por el duro camino, encontrarán a Mi Madre y
a las almas santas que irán dándoles ánimo y alivio. Sigan Conmigo unos
momentos y, a los pocos pasos, Me verán en presencia de Mi Madre
Santísima que, con el Corazón traspasado por el dolor, sale a Mi encuentro
para dos fines: para cobrar nueva fuerza de sufrir a la vista de Su Dios y
para dar a Su Hijo, con Su actitud heroica, aliento para continuar la obra
de la Redención.
9) Consideren el martirio de estos dos Corazones. Lo que más ama Mi
Madre es Su Hijo... No puede darme ningún alivio y sabe que su vista
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aumentará aún más Mis sufrimientos; pero también aumentará Mi fuerza
para cumplir la voluntad del Padre.
10) Para Mí, lo más amado en la tierra es Mi Madre; y no solamente no la
puedo consolar, sino que el lamentable estado en que Me vé, procura a Su
Corazón un sufrimiento semejante al Mío. Deja escapar un sollozo. ¡La
muerte que Yo sufro en Mi Cuerpo, la recibe Mi Madre en el Corazón!...
¡Cómo se clavan en Mí Sus ojos y los Míos se clavan también en Ella! No
pronunciamos una sola palabra, pero cuántas cosas dicen Nuestros
Corazones en esta dolorosa mirada.
11) Sí, Mi Madre presenció todos los tormentos de Mi Pasión, que por
revelación divina se presentaban a Su espíritu. Además, varios discípulos,
aunque permanecían lejos por miedo a los Judíos, procuraban enterarse de
todo e informaban a Mi Madre... Cuando supo que ya se había
pronunciado la sentencia de muerte, salió a Mi encuentro y no Me
abandonó hasta que Me depositaron en el sepulcro.
PARTE 1.19: JESÚS ES AYUDADO
A LLEVAR LA CRUZ
oy camino hacia el Calvario. Aquellos hombres inicuos, temiendo
verme morir antes de llegar al término, se entienden entre sí para
buscar a alguien que Me ayude a llevar la Cruz y requisaron a un hombre
de las cercanías llamado Simón.
2) Míralo, detrás de Mí, ayudándome a llevar la Cruz y considera ante todo
dos cosas: Este hombre carece de buena voluntad; es un mercenario,
porque si Me acompaña y comparte Conmigo el peso de la Cruz, es
porque ha sido requisado. Por eso, cuando siente demasiado cansancio,
deja caer más el peso sobre Mí y así caigo en tierra dos veces.
3) Este hombre Me ayuda a llevar parte de la Cruz, pero no toda Mi Cruz...
4) Hay almas que caminan así en pos de Mí. Aceptan ayudarme a llevar Mi
Cruz, pero se preocupan aún del consuelo y del descanso. Muchas otras
consienten en seguirme y, con este fin, han abrazado la vida perfecta. Pero
no abandonan el propio interés, que sigue siendo, en muchos casos, su
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primer cuidado; por eso vacilan y dejan caer Mi Cruz, cuando les pesa
demasiado; buscan la manera de sufrir lo menos posible, miden su
abnegación, evitan cuanto pueden la humillación y el cansancio y,
acordándose quizá con pena de los que dejaron, tratan de procurarse
ciertas comodidades, ciertos placeres.
5) En una palabra, hay almas tan interesadas y tan egoístas que han venido
a Mi seguimiento, más por ellas que por Mí. Se resignan tan solo a aportar
lo que les molesta y que no pueden apartar... No me ayudan a llevar mas
que una parte de Mi Cruz; muy pequeña y de tal suerte, que apenas si
pueden adquirir los méritos indispensables para su salvación. Pero, en la
eternidad, verán cuán lejos han quedado en el camino que debían recorrer.
6) Por el contrario, hay almas, y no pocas que, movidas por el deseo de su
salvación pero sobre todo por el amor que les inspira la vista de lo que por
ellas He sufrido, se deciden a seguirme en el camino del Calvario; se
abrazan con la vida perfecta y se entregan a Mi servicio, no para ayudarme
a llevar parte de la Cruz, sino para llevarla toda entera. Su único deseo es
descansarme, consolarme; se ofrecen con este fin a todo cuanto les pide
Mi voluntad, buscando cuanto pueda agradarme; no piensan ni en los
méritos, ni en la recompensa que les espera, ni en el cansancio, ni en el
sufrimiento que resultará para ellas. Lo único que tienen presente es el
amor que pueden demostrarme, el consuelo que Me procuran...
7) Si Mi Cruz se presenta bajo la forma de la enfermedad, si se oculta
debajo de un empleo contrario a sus inclinaciones y poco conforme a sus
aptitudes, si va acompañada de algún olvido de las personas que las
rodean, la aceptan con entera sumisión.
8) ¡Ah!, estas almas son las que verdaderamente llevan Mi Cruz, la adoran,
se sirven de ella para procurar Mi Gloria, sin otro interés ni paga que Mi
amor. Son las que Me consideran y glorifican...
9) Tengan como cosa cierta que, si ustedes no ven el resultado de sus
sufrimientos, de su abnegación, o lo ven más tarde, no por eso han sido
vanos e infructuosos, mas por el contrario, el fruto será abundante.
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10) El alma que verdaderamente ama, no cuenta lo que ha sufrido y
trabajado, ni espera tal o cual recompensa; busca tan solo aquello que cree
de gloria para su Dios... Por El no regatean trabajos ni fatigas. No se agita
ni se inquieta ni, mucho menos, pierde la paz si se ve contrariada o
humillada; porque el único móvil de sus acciones es el amor, y el amor
abandona las consecuencias y los resultados. He aquí el fin de las almas
que no buscan recompensa. Lo único que esperan es Mi Gloria, Mi
consuelo, Mi descanso; por eso han tomado toda Mi Cruz y todo el peso
que Mi Voluntad quiere cargar sobre ellas.
11) Hijos Míos, llámenme por Mi nombre, pues Jesús quiere decir todo. Yo
lavaré sus pies, aquellos pies que han pisado una senda resbaladiza y que
ahora están heridos por los golpes contra las piedras. Yo los enjugaré, los
sanaré, los besaré y quedarán sanos, y no conocerán ya ninguna otra senda
que la que conduce a Mí.
12) ¡Ya estamos en el Calvario! La multitud se agita porque se acerca el
terrible momento... Extenuado de fatiga, apenas si puedo andar. Mis pies
sangran por las piedras del camino... Tres veces he caído en el trayecto.
Una para dar fuerza de convertirse a los pecadores, habituados al pecado.
Otra para dar aliento a las almas que caen por fragilidad y, a las almas que
ciega la tristeza y la inquietud, animarlas a levantarse y a emprender con
valor el camino de la virtud. Y la tercera, para ayudar a las almas a salir
del pecado a la hora de la muerte.
PARTE 1.20: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
ira con qué crueldad Me rodean estos hombres endurecidos. Unos
tiran de la Cruz y la tienden en el suelo; otros Me arrancan los
vestidos pegados a las heridas, que se abren de nuevo y vuelve a brotar la
sangre.
2) Miren, hijos queridos, cuánta es la vergüenza y la confusión que
padezco al verme así, ante aquella inmensa muchedumbre. ¡Qué dolor
para Mi alma!
M
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3) Los verdugos que arrancan la túnica, que con tanto esmero Me revistió
Mi Madre en Mi infancia y que había ido creciendo a medida que Yo
crecía, la echan a suertes. ¿Cuál sería la aflicción de Mi Madre, que
contempla esta escena?
4) ¡Cuánto hubiera deseado Ella quedarse con la túnica teñida y empapada
ahora con Mi Sangre!
5) Pero ha llegado la hora y, tendiéndome sobre la Cruz, los verdugos
cogen Mis brazos y tiran para que lleguen a los taladros, preparados en
ella... Todo Mi Cuerpo se quebranta, se balancea de un lado a otro y las
espinas de la corona penetran en Mi cabeza, más profundamente aún.
Oigan el primer martillazo que clava Mi mano derecha... resuena hasta las
profundidades de la tierra. Oigan aún... ya clavan Mi mano izquierda y,
ante semejante espectáculo, los Cielos se estremecen, los Ángeles se
postran. Yo guardo el más profundo silencio. Ni una queja, ni un gemido
se escapan de Mis labios, pero Mis lágrimas se mezclan con la sangre que
cubre Mi rostro.
6) Luego que han clavado las manos, tiran cruelmente de los pies... Las
llagas se abren, los nervios se desgarran en Mis manos y brazos... los
huesos se descoyuntan... ¡El dolor es intenso!
7) ¡Mis pies son traspasados y Mi Sangre baña la tierra!…
8) Contemplen un instante estas manos y estos pies ensangrentados... Este
cuerpo desnudo, cubierto de heridas, de orines y de sangre. Sucio... Esta
cabeza traspasada por agudas espinas, empapada de sudor, llena de polvo
y cubierta de sangre...
9) Admiren el silencio, la paciencia y la conformidad con que acepto este
sufrimiento. ¿Quién es el que sufre así, víctima de tales ignominias? ¡Es el
Hijo de Dios! El que Ha hecho los cielos, la tierra, el mar y todo lo que
existe... El que Ha creado al hombre, el que todo lo sostiene con Su poder
infinito... está ahí inmóvil, despreciado, despojado y seguido por multitud
de almas que abandonarán bienes de fortuna, familia, patria, honores,
bienestar, gloria, cuanto sea necesario, para darle gloria y demostrarle el
amor que les son debidos...
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10) Estén atentos, Angeles del Cielo y, ustedes también, almas que Me
aman... Los soldados van a dar vuelta la Cruz para remachar los clavos y
evitar que con el peso de Mi Cuerpo se salgan y Me dejen caer. Mi Cuerpo
va a dar a la tierra el beso de paz. Y, mientras los martillazos resuenan por
el espacio, en la cima del Calvario se realiza el espectáculo más
admirable... A petición de Mi Madre, que contemplando todo lo que
pasaba y siéndole a Ella imposible darme alivio, implora la Misericordia
de Mi Padre Celestial... Legiones de Angeles bajan a sostener Mi Cuerpo,
adorándolo, para que no roce la tierra y para evitar que lo aplaste el peso
de la Cruz.
11) Contempla a tu Jesús, tendido sobre la Cruz, sin poder hacer el más
ligero movimiento... desnudo, sin fama, sin honor, sin libertad... ¡Todo se
lo han arrebatado! ¡No hay quién se apiade y se compadezca de su dolor!
¡Sólo recibe tormentos, escarnios y burlas!
12) Si me amas de veras ¿a qué no estarás dispuesto para asemejarte a Mí?
¿Qué rehusarás para obedecerme, complacerme y consolarme?... Póstrate
en tierra y deja que te diga unas palabras:
13) ¡Que Mi Voluntad triunfe en ti!
14) ¡Que Mi amor te destruya!
15) ¡Que tu miseria Me glorifique!
PARTE 1.21: JESÚS PRONUNCIA
SUS ULTIMAS PALABRAS
ija Mía, has oído y has visto Mis sufrimientos, acompáñame hasta el
fin y comparte Mi dolor.
2) Ya está enarbolada Mi Cruz. ¡He aquí la hora de la Redención del
mundo!
3) Soy el espectáculo de burlas para la muchedumbre... pero también de
admiración y de amor por las almas. Esta Cruz, hasta ahora instrumento de
suplicio, donde expiraban los criminales va a ser, en adelante, la luz y la
paz del mundo.
H
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4) En Mis Sagradas Escrituras encontrarán los pecadores el perdón y la
vida. ¡Mi Sangre lavará y borrará las manchas de sus pecados!
5) ¡En Mis Sagradas Llagas vendrán las almas puras, a refrigerarse y
abrasarse en Mi amor! En ellas se refugiarán y fijarán para siempre su
morada.
6) Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen, no han conocido al que
es su vida... Han descargado sobre él todo el furor de sus iniquidades. Mas
Yo te lo ruego, ¡oh, Padre Mío!, descarga sobre ellas la fuerza de Tu
Misericordia.
7) Hoy estarás Conmigo en el Paraíso, porque tu fe en la Misericordia de tu
Salvador ha borrado tus crímenes... Ella te conduce a la vida eterna.
8) Mujer, ¡He ahí a Tu Hijo!... Madre Mía, ¡he ahí a Mis hermanos!
Guárdalos, ámalos... no están solos.
9) ¡Oh!, ustedes, por quienes He dado Mi vida Tienen ahora una Madre a la
que pueden recurrir en todas sus necesidades. Los He unido a todos con
los más estrechos lazos al darles Mi propia Madre.
10) El alma tiene ya derecho a decir a su Dios: ¿Por qué Me Has
abandonado? En efecto, después de consumado el misterio de la
Redención, el hombre ha vuelto a ser hijo de Dios, hermano de Jesucristo,
heredero de la vida eterna...
11) Oh, Padre Mío... Tengo sed de Tu Gloria... y he aquí que ha llegado la
hora... En adelante, realizándose Mis palabras, el mundo conocerá que Tú
eres el que Me enviaste y serás glorificado.
12) Tengo sed de Tu Gloria. Tengo sed de almas... y para refrigerar esta sed,
He derramado hasta la última gota de Mi Sangre. Por eso puedo decir:
Todo está consumado. Ahora se ha cumplido el gran misterio de Amor por
el cual Dios entregó al mundo a Su propio Hijo, para devolver al hombre
la Vida... Vine al mundo para hacer Tu Voluntad, oh Padre Mío. ¡Ya está
cumplida!
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13) A Vos entrego Mi alma. Así las almas que cumplen Mi Voluntad podrán
decir con verdad: “Todo está consumado…“ Señor Mío y Dios Mío, recibe
Mi alma... la pongo en Tus amadas manos.
14) Por las almas agonizantes ofrecí al Padre Mi muerte, y ellas tendrán la
Vida. En el último grito que lancé desde la Cruz, abracé a toda la
humanidad pasada, presente y futura; el espasmo lacerante con el cual Me
desprendí de la tierra, fue acogido por Mi Padre con infinito Amor y todo
el Cielo exultó por El, porque Mi Humanidad entraba en la Gloria. En el
mismo instante en el cual entregué Mi Espíritu, una multitud de almas se
encontró Conmigo: quien me deseaba desde hacía siglos y siglos, quien
desde hace pocos meses, o días, pero todos intensamente. Pues bien, esta
sola alegría bastó para todas las penas sufridas por Mí.
15) Deben saber que en memoria de aquel encuentro gozoso, Yo He
decidido asistir, y muchas veces hasta visiblemente, a los moribundos.
Otorgo a estos la salvación, para honrar a los que tan amorosamente Me
acogieron en el Cielo. Así, oren por estos moribundos porque Yo los amo
mucho. Cuantas veces hagan el ofrecimiento del último grito que lancé al
Padre serán escuchados; porque por él se Me conceden muchísimas almas.
16) Fue un momento de gozo, cuando se presentó a Mí toda la Corte
Celestial que, compacta y vibrante, esperaba Mi muerte. Pero entre todas
las almas que Me rodeaban, una estaba particularmente albo-rozada; tanto
que centellaba de gozo, de amor... Era José quién, más que ningún otro,
entendía qué gloria había adquirido después de tan acerbas luchas. El
condujo a todas las almas que esperaban por Mí; a él se le concedió ser el
primer Embajador Mío en el Limbo. Los Angeles, en cada orden, Me
rindieron honor de modo que Mi Humanidad, ya resplandeciente, fue
circundada de innumerables Santos que Me adoraban y exaltaban.
17) Hijos Míos, no hay cruces gloriosas en la tierra, están todas envueltas
en misterio, en tinieblas, en exasperación. En misterio, porque no la
entienden; en tinieblas, porque ofuscan la mente, porque golpean
justamente en lugares donde no se querrá ser golpeado.
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18) No se lamenten, no se retarden; les digo Yo, que llevé no solo la Cruz
de madera que Me condujo a la Gloria sino, sobre todo, aquella Cruz
invisible pero permanente, que estaba formada por las cruces de sus
pecados. Sí, y de sus sufrimientos. Todo lo que ustedes sufren fue objeto
de Mis penas, puesto que no sufrí solamente para darles la Redención, sino
también por lo que ustedes deben sufrir ahora. Miren el amor que me une
a ustedes; en ello tengan la confirmación de Mi Santo Querer y únanse a
Mí, observando cómo Yo Me comporté entre ilimitadas amarguras.
19) He tomado como símbolo un madero, una cruz. Lo He llevado, con
gran amor, por el bien de todos. He sufrido verdadera aflicción, para que
todos pudiesen alegrarse en Mí. Pero hoy, ¿cuántos creen en el que
verdaderamente los amó y los ama?... Contémplenme en la imagen del
Cristo que llora y sangra. Allí y así, Me tiene el mundo.
PARTE 1.22: LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
l Viernes Santo siguió el alba gloriosa del Domingo de
Resurrección... Si no He decidido destruir al mundo, quiere decir que
deseo renovarlo y rejuvenecerlo. Los árboles viejos necesitan ser
deshojados y podados para que echen nuevos brotes. Y las ramas viejas,
las hojas secas, se queman.
2) Separar a los cabritos de los corderos para que estos puedan encontrar, a
punto y bien preparados, fértiles pastos dónde poder apacentarse a su
gusto y beber de las límpidas fuentes del agua de salvación... Es Mi
Sangre redentora, que riega las áridas tierras que han quedado desiertas del
mundo de las almas; y correrá siempre sobre la tierra esta Sangre, mientras
haya un hombre que salvar.
3) Amada esposa, quiero lo que tú no quieres, pero puedo lo que tú no
podrías conseguir. Tu misión es hacerme amar por las almas, enseñarles a
vivir Conmigo. Yo no He muerto en la Cruz entre mil tormentos para
poblar de almas el infierno, sino de elegidos el Paraíso.
A
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PARTE 2 - DIOS PADRE
eo, tembloroso, allá abajo en la penumbra de Getsemaní, a Mi Hijo
que, bajado del Cielo, tomó la forma y la sustancia de esa Mi
criatura, que presume y presumió poder rebelarse a su Creador. El hombre,
aquel hombre solo y turbado, es la víctima designada y, como tal, ha
debido lavar con Su propia Sangre a la humanidad toda, que representa. Se
estremece y horroriza al sentirse cubierto, hasta verse dominado por la
inconcebible masa de pecados que debía quitar de las conciencias negras
de millones y millones de criaturas sucias.
2) Pobre Hijo Mío, el Amor te Ha llevado a ésto y Tú ahora estás
amedrentado por ello. ¿Quién deberá glorificarte en el Cielo cuando,
radiante, hagas Tu ingreso en él? ¿Podrá alguna criatura darte una
alabanza digna de Tí; un amor digno de Tí? ¿Y qué es la alabanza y el
amor de un hombre, de millones de hombres, en comparación con el Amor
con que Tú Has aceptado la más tremenda de las pruebas que jamás podrá
existir en la tierra? No, Hijo amado, nadie podrá igualarte en amor sino Tu
Padre, sino Yo que, en Mi Espíritu de Amor, puedo alabarte y amarte por
Tu sacrificio de aquella noche.
3) Has alcanzado, amadísimo Hijo Mío, en quien apoyo toda Mi
benevolencia, el paroxismo de la muerte sobreviviendo en la agonía
amarguísima del Huerto. Tú Has llegado, en la esfera de Tu Humanidad
verdadera y entera, al cúlmen de la gran pasión que pueda tener un
corazón humano: sufrir por las ofensas hechas a Mí; pero sufrir por ellas,
con el amor purísimo e intenso que hay en Ti. Has tocado, si bien con
temblor, el límite por el cual la humanidad debía alcanzar completa
Redención. Tú, Hijo adorado, Has conquistado, con sudor de Sangre, no
sólo las almas de Tus hermanos sino, aún más, la Gloria Tuya, personal,
que debía sobre elevarte a Ti, hombre, al par Conmigo, Dios como Tú.
4) Tú Has arrastrado en Mí la más perfecta justicia y el más perfecto Amor.
Entonces representaban la Hez del mundo y lo hacías por Tu voluntaria y
libre aceptación. Ahora eres, entre todos, el honor y la Gloria y el gozo
Mío. No eras Tú Mi ofensor, no Tú; Tú Has sido siempre Mi Hijo amado
V
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en quien He puesto Mi complacencia; no eras Tú la Hez; porque incluso
entonces, Yo Te veía como Has sido siempre: Mi Luz, Mi Palabra, es
decir, justamente Yo mismo. Hijo, que temblaste y sucumbiste por Mi
honor, ¡Tú Has merecido que Tu Padre Te haga conocer al mundo; a ese
ciego mundo que Nos ofende y que, con todo, Nos es tan querido!
5) Oh, Hijo amadísimo, Yo Te veo y Te veré siempre en aquella noche de
Tu amargura, y Te tengo siempre presente. Por Tu amor, Estoy
reconciliado a las criaturas con las criaturas. Y pues, Tú no podías alzar a
Mí Tu rostro; tan cubierto estaba de sus culpas. Ahora, para complacerte,
hago que ellos alcen sus rostros a Nosotros para que, vislumbrando Tu
Luz, queden presa de nuestro amor.
6) Ahora, Hijo Mío, siempre tan amado, haré lo que Te dije cuando estaban
en la sombra de Getsemaní y serán grandes cosas para alegrarte y darte
honor…
PARTE 3 - LA SANTISIMA MADRE
LOS DOLORES DE LA VIRGEN MARÍA
uchos Profetas hablaron de Mí; vieron anticipadamente que era
necesario que Yo sufriese, para llegar a ser digna Madre de Dios.
Anticiparon en la tierra Mi conocimiento pero, como tenía que ser, de
manera muy velada. Después hablaron de Mí los Evangelistas,
especialmente Lucas, Mi amado médico —más de almas que de cuerpos.
Posteriormente, nacieron algunas devociones que tuvieron como base las
penas y dolores sufridos por Mí. Y así, comúnmente se cree y se piensa en
siete dolores principales experimentados por Mí.
2) Hijos Míos, Su Madre ha premiado y premiará los esfuerzos y el amor
que han tenido por Mí. Pero como lo hizo Jesús, quiero hablarles más
extensamente sobre Mis dolores. Luego ustedes los referirán a otros
hermanos y todos por fin Me imitarán ya que, por lo que sufrí, estoy
continuamente alabando a Jesús y no busco nada, sino que El sea
glorificado en Mí.
M
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3) Miren hijitos, es triste hablarles de estas cosas a mis propios hijos,
porque toda madre oculta sus dolores solo para sí. Y esto ya lo hice Yo
cumplidamente en el transcurso de la vida mortal; por tanto Mi deseo de
madre ya ha sido respetado por Dios. Ahora cuando estoy acá, donde la
sonrisa es eterna, y habiendo ya ocultado como todas las madres los
dolores que experimenté, debo hablar de ellos para que, como hijos Míos
conozcan algo de Mi vida.
4) Conozco los frutos que recabarán de ello y como agradan a Jesús, Mi
adorado Hijo, les hablaré de ellos en cuanto puedan comprenderme.
5) Mi Jesús dijo: el que es primero hágase último y verdaderamente así lo
hizo El porque es el primero en la Casa de Dios, pero se abajó hasta el
último peldaño. Ahora no le quitaré este último y primer puesto que le
corresponde por razón de amor. Mas bien Me esfuerzo por hacerles
entender esta verdad y Mi gozo mucho mayor será cuando acepten este
convencimiento, no por vía de simple conocimiento sino por medio de una
profunda y arraigada convicción. Sea El el primero y nosotros todos, los
verdaderos últimos.
6) Si El era el primero, debía haber un segundo en la escala del amor y de
la gloria y por tanto, de la bajeza y humillación. Ustedes lo han
comprendido ya: Ese Ser debía ser Yo. Hijitos, alaben a Dios que, aún
habiendo establecido una distancia inmensa entre Jesús y Yo, quiso
colocarme inmediatamente junto a El.
7) Hijos Míos, no es lo que aparece al mundo lo que más cuenta delante de
Dios. El haber sido elegida Madre de Dios implicó para Mi graves
sacrificios y renuncias y la primera fue esta: Conocer por Gabriel la
elección hecha en la intimidad de Dios. Yo había querido permanecer en
estado de humilde conocimiento y de ocultamiento en Dios; deseaba esto
más que toda otra cosa porque era mi delicia saberme la última en todo.
8) Al conocer la elección de Dios, respondí como ustedes saben, pero Me
constó tanto subir a la dignidad a la cual estaba llamada.
9) Hijitos: ¿comprenden esta Mi primera pena de que les hablo?
Reflexionen sobre ella, den a su Madre el gran deleite de estimar aquella
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humildad que Yo estimé mucho por sobre Mi virginidad. Sí, era y Soy la
esclava a la cual puede pedirse todo y acepté únicamente porque Mi
entrega era del mismo grado que Mi amor.
10) Te gustó, oh Dios, elevarme a Tí y a Mí, Me agradó aceptar porque Te
era grata Mi obediencia. Pero Tú sabes qué pena fue para Mí y que esa
misma pena está ahora delante de Tí, requerida de luz para estos hijos que
amas y que amo. ¡Yo Soy la esclava, como se hizo conmigo, así ahora sin
dubitación, dejen oh hijos Míos, que se haga con ustedes todo lo que Dios
quiera!
11) La aceptación llevó a Dios la respuesta que llevará a los hombres el
acceso a la Redención y en esto se verificó aquella frase admirable: “He
aquí que una Virgen concebirá y dará a luz un Hijo que será llamado
Emanuel”.
12) El haber aceptado hacerme Madre de Emanuel implicaba Mi donación
al Hijo de Dios, de manera que la Madre de El se donase a El mismo antes
que la Humanidad de Jesús se formase en Mí. Por eso Mi donación fue
efecto de la Gracia, pero también causa de la Gracia y, si bien deba
reconocerse la prioridad de la primera causa que es Dios, sin embargo
debe afirmarse que Mi aceptación actuó en el plano de la Gracia como
causa concomitante.
13) Me llaman Corredentora por los dolores que he sufrido; pero Yo lo fui
antes aún por la donación que había hecho por medio de Gabriel. ¡Oh,
Hijo Mío Divino! ¡Cuanto honor Has querido dar a Tu Madre en
compensación de la pena grande que sufrí al subir a la dignidad de Madre
Tuya!
14) Ustedes hijitos, están en el mundo ciegos, pero cuando vean, cosas
estupendas serán aliciente de su regocijo para Mí. Verán qué unión de
gloria y de humildad hay aquí donde Mi Jesús Es el sol que jamás se
oculta. Verán qué sabio designio se llevó a cabo a través de Mi renuncia, a
la bajeza del ocultamiento.
15) Pero ahora, escúchame. Al avanzar Mi maternidad tuve que hablar a
algunas personas queridas y lo dije ocultando lo más que pude, el honor
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que había recibido... Lloré la renunciada conquista del secreto en Dios,
porque El Mismo Dios debía ser glorificado en Mí.
16) Sin embargo muy pronto tuve la alegría de saber que era considerada
como una mujer de tantas. Se alegró Mi alma, porque frente al mundo era
pisoteada la esclava de Dios que anhelaba humillaciones como sólo Yo lo
podía. Cuando José se ocultó, Yo no sufrí, sino gocé verdaderamente, No
digan que sufrí entonces, porque no es verdad.
17) Así fue como Dios satisfizo Mi deseo de humillaciones, esta fue la
contra partida del Señor de haber llegado a ser la Madre de Dios: ser
considerada como una mujer caída. Hija, aprende la sabiduría del amor,
aprende a estimar la santa humildad y no temas porque es virtud que brilla
con luz centellante.
18) Cuando se realizó el desposorio, no tuve ninguna contrariedad, sabía
como irían las cosas y no temía nada. En efecto, Dios da a quien se
entrega a El enteramente una perfecta paz en las situaciones más
paradógicas, como era la Mía, de tener que desposarme, forzada por el
compromiso humano, con un hombre, aún sabiendo que sólo a Dios podía
pertenecer.
19) ¡Cuantos dolores He pasado en la tierra! No es fácil hacer de Madre del
Altísimo, se los aseguro. Pero tampoco puede decirse difícil todo lo que se
hace por un fin purisimo y por agradar a Dios. ¡Recuérdenlo!
20) ¿Han pensado aluna vez qué fue lo que más dolor Me causó en la noche
Santa de Belén? Ustedes distraen la mente con el establo, con el pesebre,
con la pobreza. Yo en cambio les digo que aquella noche la pasé toda en el
éxtasis de Mi Hijo y, aunque tuve que hacer lo que toda madre hace con su
pequeño hijo, no dejé Mi éxtasis, Mi arrobamiento y así, la única cosa que
Me causó dolor en aquella noche de amor, fue el ver la aflicción de Mi
pobre José al buscarme un refugio, un lugar cualquiera. Consiente como
estaba de cuanto debía suceder y de Quien debía venir al mundo, Mi
amado esposo, al ver que Yo estaba confundida, se angustió y Me dio
mucha lástima. Luego, la alegría Nos colmó a los dos y olvidamos toda
otra congoja.
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21) Huimos a Egipto y a esto, ya se han referido cuanto era posible, si bien
algunos centran su imaginación más en la fatiga del viaje que en el temor
de una Madre que sabía que poseía el tesoro del Cielo y de la tierra.
22) Después ya viviendo en Nazaret el pequeño Jesús crecía vivaz y en
aquel tiempo, no nos causó sino poquísimas y mínimas congojas. Toda
madre sabe lo que es desear la salud de su hijo y cómo cada simpleza
parece una gran nube negra. Mi Niño pasó todas las epidemias y
enfermedades infantiles propias de aquella época. Como todas las madres,
Yo no podía estar preservada de ninguna de las ansiedades propias del
corazón materno.
23) Pero llegó un día la verdadera nube negra que oscureció la luz festiva
de la Madre de Dios. Aquella nube se llama Jesús perdido... Ningún poeta
ni maestro del espíritu podría imaginar a María al saber que ha perdido a
Su Bien adorado y que no tiene noticias Suyas hasta tres días después...
Hijitos, no se asombren de Mis palabras, Yo experimenté la turbación más
grande de Mi vida. No han reflexionado lo bastante en aquellas palabras
Mías: “ Hijo, Yo y Tu Padre Te Hemos buscado por tres días ¿Porqué Nos
Has hecho esto? Dios Mío, ahora que hablo a estos amados hijos, no
puedo dejar de alabarte a Tí que te ocultaste para hacernos sentir la delicia
de encontrarte. ¡Oh! ¿Cómo de otro modo podría conocerse la dulzura que
pone en el alma un vaso lleno de miel cuando abraza a Su Todo?
24) Ya lo ven, también les hablo de Mis alegrías; pero no sin motivo, asocio
y junto dolores y alegrías. Ustedes saquen provecho de todo lo que pasó en
la mejor forma posible. Dios se oculta para hacerse encontrar, algunos
conocen esta verdad; otros, pensando en aquel dolor atroz de haber
perdido a Jesús, hagan todo por encontrarlo. No deben permanecer inertes
y abatidos.
25) Su Madre quisiera ahorrarles el tratar de cuanto queda todavía por decir.
Primero son cosas nunca dictas y por lo mismo aún no apreciadas.
Segundo, porque al conocerlas tendrán que unirse a Mí en sufrimiento y
en penosas consideraciones. Mas se ha dicho todo lo que Mi Jesús quiere
sin oposición alguna.
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26) ¿Creen que pasé tranquila la vida de familia de Nazaret? Fue tranquila
en virtud de la uniformidad con el querer de Dios. Pero de parte de las
criaturas, ¡cuanta guerra hubo!…
27) Fue notado el singular modo de vivir que teníamos y como efecto
obtuvimos publica burla. Me consideraban una exagerada por el solo
hecho de que todas las veces que Jesús se alejaba de casa, no podía
contener las lágrimas y Jesús lo hacía con frecuencia. José era acosado
como si hubiese sido un esclavo Mío y de Jesús. ¿Qué podía comprender
el mundo? Dejábamos todo el cuidado al que entre Nosotros vivía,
adorado en todas sus manifestaciones.
28) Qué amor de Hijo aquél jovencito más bello que el mar, más sabio que
Salomón, más fuerte que Sanson. Me lo habrían arrebatado todas las
madres, tal era el encanto que lo circundaba. Sin embargo, los mezquinos
abrigaban juicios solaces sobre Mí, no ahorraban criticas al infatigable
padre que lo creían un sometido de su esposa fiel, pero celosa. Todos
conocían Mi integridad, pero la creían una pasión egoísta, vulgar.
29) Esto es hijitos Míos, lo que no se sabe. Esto pasó entre el mundo que no
veía y no podía comprender y Su purísima Madre. Jesús callaba sin
alentarme, porque la Madre de Dios, debía pasar por el crisol, es decir,
como una mujer del montón a la cual no debían ahorrarse las opiniones.
30) Admiren la sabiduría de Dios en estas cosas y encuentren aquel sentido
divino que acopla la mayor sublimidad a las pruebas que son más
dolorosas en relación con tal sublimidad, porque todo abismo llama a otro
abismo y toda profundidad llama a su profundidad...
31) Llegó la hora de la separación, la hora de la acción de Jesús. Con ello,
llegó el día temido de la partida de Nazaret.
32) Jesús me había hablado muy extensamente de Su misión y, me la había
hecho amar por anticipado, los frutos que debía darle a El y a todos. Fue
necesario por tanto, separarnos, si bien por breve tiempo... Se despidió,
nos besó y se encaminó a Su misión de Maestro de la Humanidad. Pero el
hecho no pasó inadvertido al pequeño pueblo donde Jesús era tan amado.
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33) Fueron demostraciones de afecto, de bendiciones y por más que no
sabían bien lo que Jesús iba a hacer, sin embargo se presentía una pérdida
para aquella gente de mentalidad pequeña, pero en el fondo, de corazón
generoso.
34) Y Yo, entre tantas manifestaciones, ¿Como Me sentía? Se Me
agolpaban mil afectos; pero no retardó un minuto Su partida. Mi Jesús
conocía lo que le esperaba después de la predicación, Me lo había dicho
tantas veces, Me había hablado tan profusamente de la perfidia de los
fariseos y de los demás. Y ya lo ven partir así; solo sin Mí, para cumplir
Su mandato. ¡Sin Mí que lo había hecho crecer con el calor de Mi corazón.
Sin Mí que lo adoraba como nadie nunca lo adoraría!
35) Después lo seguí, lo encontré cuando estaba rodeado de tanta gente que
no me era posible verlo. Y El, verdadero Hijo de Dios, dio a Su Madre una
respuesta sublime como Su sabiduría, pero que traspasó este corazón
materno de parte a parte. Sí, Yo lo comprendía plenamente, pero no por
eso me ahorraban las penas. Al parentesco humano, El opuso el divino en
el cual estaba comprendida Yo, es verdad, pero sin embargo los
comentarios de los demás no dejaron de lastimarme.
36) Al golpe inicial siguió la alegría de ver Su grandeza, de verlo honrado,
venerado y amado por la gente, así pronto cicatrizó también esta herida.
37) Recorría con El los caminos, extasiada con Su saber, confortada con
Sus enseñanzas y nunca Me saciaba de admirarlo y amarlo.
38) Luego vinieron las primeras fricciones con el Sanedrín, ocurrió el
milagro que suscitó tanto ruido en las mentes de los Judíos, de los
Sacerdotes soberbios. Fue odiado, perseguido, acechado, tentado. ¿Y Yo?
Yo sabía todo y con las manos tendidas ofrecía en las manos del Padre,
desde entonces, el holocausto de Mi Hijo, Su entrega, Su espantosa e
ignominiosa muerte. ¡Ya sabía de Judas, ya conocía el árbol del cual se
tomarían los maderos para la cruz de Mi Hijo.
39) No pueden imaginar la intima tragedia que viví junto con Mi Jesús,
para que la Redención tuviese su cumplimiento.
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40) Antes He dicho: Corredentora; para que lo fuese no bastaban las penas
usuales. Hacia falta una unión intima con el gran sufrimiento de El para
que todos los hombres fueran redimidos de manera que, mientras iba de un
pueblo a otro con El, estaba cada vez más al corriente del llanto
desconsolado que Mi Hijo derramaba en tantas noches insomnes que
pasaba El en oración y meditación. Se Me revelaba y ponía delante cada
estado de animo Suyo y ciertamente; comenzó entonces Mi calvario y Mi
cruz.
41) ¡Cuantas consideraciones agravaban cada día más Mis dolores de
Madre Suya y de ustedes!! Tantos pecados, todos los pecados . Tanta
congoja, todas las congojas. Tantas espinas, todas las espinas; no estaba
solo Jesús, El lo sabia, lo sentía, veía que Su Madre estaba en unión
continua con El. Y se afligía por ello, todavía más, porque Mi sufrimiento
era para El mayor sufrimiento.
42) ¡Hijo Mío, Hijo Mío adorado, si supieran estos hijos que pasó entonces
entre Tu y Yo!...
43) Y llego la hora del holocausto, llego después de la dulzura de la Cena
de Pascua. Y desde entonces, debía Yo reintegrarme a la muchedumbre;
Yo que lo amaba y adoraba de manera única, debía estar alejada de El.
¿Comprenden oh, hijos Míos?…
44) Sabia que Judas estaba dando sus pasos de traidor y no podía moverme;
sabia que Jesús había derramado Sangre en el Huerto y nada podía hacer
por El ¡Y luego lo apresaron, lo maltrataron, lo insultaron, lo condenaron
inicuamente!
45) No puedo decirles todo. Les diré tan solo que Mi Corazón era un
tumulto de continuas ansiedades, un asiento de continuas amarguras,
incertidumbres, un lugar de desolación, de abatimiento y desconsuelo. ¿Y
las almas que después se habrían perdido? ¿Y todas las simonías y
trueques sacrílegos?
46) ¡Oh, hijos de Mis dolores! Si hoy se les concede la gracia de sufrir por
Mi, bendigan al que se las dio, con fervor, y sacrifíquense sin dubitación.
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47 Ustedes piensan en Mi grandeza, Mis amados hijos. Les ayuda a
pensarlo; pero escúchenme, no piensen en Mi, cuanto en El. ¡Yo quisiera
ser olvidada si fuera posible! Toda su compasión denla a El, a Mi Jesús, a
su Jesús, a Jesús amor suyo y Mío.
48) Así hijitos, la pena de Mi Corazón fue una continua espada que traspasó
de parte a parte Mi alma, Mi vida. Yo la sentí mientras Jesús no; Me
consoló con Su resurrección, cuando Mi inmenso gozo cicatrizó de golpe
todas la heridas que sangraban dentro de Mi. “Hijo Mío“ Iba Yo
repitiendo. ¿Por qué tanta desolación? Tu Madre está junto a Tí. ¿No Te
basta ni siquiera Mi amor? ¿Cuantas veces Te consolé en Tus aflicciones?
Y ahora ¿Porque ni siquiera, Tu Madre puede darte algún alivio?... Oh,
Padre de Mi Jesús, no quiero otra cosa que lo que Tu quieres, Tu lo sabes;
pero mira si tanta aflicción puede tener alivio; Te lo pide la Madre de Tu
Hijo.
49) Y ya en el calvario clamé: ¡Dios Mío, has volver a aquellos ojos que
adoro la luz que en ellos imprimiste desde el día en que Me Le Diste!
¡Padre Divino, mira que horror aquel rostro santo! ¿No puedes enjugar, al
menos tan copiosa Sangre? ¡Oh Padre de Mi Hijo; Oh Esposo Amor Mío,
Oh Tu Mismo, Verbo que Has querido tener la Humanidad de Mi! ¡Sean
plegaria aquellos brazos abiertos al Cielo y a la tierra, sean la súplica de la
aceptación Suya y Mía!
50) ¡Mira Oh Dios, a qué se Ha reducido Aquel A Quien amas! Es Su
Madre la que Te pide un alivio a tanta tristeza. Después de poco, Yo Me
quedare sin El, así se cumplirá enteramente Mi voto cuando lo ofrecí de
corazón en el Templo; sí, Me quedaré sola, pero aligera Su dolor sin
atender al Mío…
LA CORONA
DE LA DIVINA MISERICORDIA
esús le hizo promesas extraordinarias a Sta. Faustina para aquellos que
reciten la Corona de la Divina Misericordia. La devoción usa las J
61
cuentas de cualquier rosario común y comienza con el Padre
Nuestro, el Ave María y el Credo Apostólico. En la cuenta grande
antes de cada década del rosario se dice:
Padre Eterno, te ofrezco el cuerpo y la sangre, el alma y la
divinidad de tu amado hijo, nuestro Señor Jesucristo, en
expiación por nuestros pecados y los del mundo entero.
En las diez cuentas pequeñas de cada década, se dice:
Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del
mundo entero.
Después de rezar las cinco décadas, se concluye diciendo tres veces:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia del
mundo entero.
Para obtener gratuitamente un volante con la novena a la Divina Misericordia
envíe un sobre con su dirección a la dirección que aparece en la siguiente página.
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APÉNDICE A
DECRETO DE DERECHO CANÓNIGO DANDO PERSONERÍA JURÍDICA
ECLESIÁSTICA AL APOSTOLADO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN (ANE)
ARZOBISPADO DE COCHABAMBA
Casilla 129-Telfs.: (042) 56562 (042) 56563
Fax (042) 50522-Cochabamba, Bolivia
DECRETO 1999/118
MONS. RENÉ FERNÁNDEZ APAZA
ARZOBISPO DE COCHABAMBA

………

LOS LIBROS DE CATALINA
Libros testimoniales y devocionales de la Eucaristía
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En Adoración

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UNA CONTEMPLACIÓN EN LA PASIÓN DE CRISTO
Jesús nos pregunta a:
“Contemplen como Me maltrataban… Contémpleme en la prisión
donde paso gran parte de la noche… Contémplenme en esta noche
de tanto dolor, y consideren que este dolor se prolonga en la soledad
de tantos Sagrarios, en la frialdad de tantos corazones…
“Contemplen Mis heridas y vean si hay alguien que haya sufrido
tanto como Yo, para demostrarles su amor.
“Contemplen un instante estas manos y estos pies ensangrentados...
Este cuerpo desnudo, cubierto de heridas, de orines y de sangre.
Sucio... Esta cabeza traspasada por agudas espinas, empapada de
sudor, llena de polvo y cubierta de sangre...
“Contempla a tu Jesús, tendido sobre la Cruz, sin poder hacer el más
ligero movimiento... desnudo, sin fama, sin honor, sin libertad...
“Si me amas de veras ¿a qué no estarás dispuesto para asemejarte a
Mí? ¿Qué rehusarás para obedecerme, complacerme y consolarme?...
“Contémplenme en la imagen del Cristo que llora y sangra. Allí y
así, Me tiene el mundo..
“Si me amas de veras ¿a qué no estarás dispuesto para asemejarte a
Mí? ¿Qué rehusarás para obedecerme, complacerme y consolarme?...
“Amados Míos, si no miran al Cielo, vivirán como seres privados de
razón... Alcen la cabeza y contemplen la Patria que les espera.
Busquen a su Dios y siempre lo encontrarán con los ojos fijos en
ustedes; y en Su mirada hallarán la paz y la vida.”